Donna
Leon hace mi verano, incluso aunque Guido Brunetti viva en invierno esta historia.
El asesinato de un
vu cumprà, un vendedor ambulante, posiblemente de
Senegal, que vende bolsos de imitación. Más que un asesinato, una ejecución en
medio de un grupo de turistas norteamericanos, 5 disparos certeros. Brunetti
intenta averiguar todo, incluida la identidad del fallecido, labor que no es
fácil debido al entorno de la inmigración, pero gracias a conocidos y diversos
contactos poco a poco, sin prisa, como suele ocurrir en esta serie de Donna
Leon, la madeja se va desenredando. Una labor que nos llevará a recorrer las
calles de Venecia, en esta ocasión, en época navideña, que nos llevará a
conocer a los venecianos, que nos llevará a conocer un poco más a la propia
familia de Brunetti, que nos hará pensar sobre como el desconocido, el que
viene de lejos, como podemos llegar a tratar de forma distinta el asesinato,
aquel que no es de los nuestros. Nos habla también de las diferencias de clase,
incluso entre los propios venecianos, y nos habla de aquello que está bordeando
la ley, como ayudar puede no ser tan fácil como imaginamos, cómo hay demasiadas
intrigas desconocidas que llevan a que un asesinato sea asumido por otras
instancias superiores, como se convierte en un problema de estado. Y, mientras,
nosotros disfrutando de la vida en familia de Guido Brunetti, de la cocina
italiana, de la educación de los adolescentes, de los entresijos de una
comisaría italiana donde cada uno de sus miembros tiene unos intereses
distintos, del valor aquellas piedras que pueden estar en el corazón de algunos
o en los bolsillos de otros moviendo el mundo.
De la misma autora en este blog:
