domingo, 22 de agosto de 2021

La niebla y la doncella. – Lorenzo Silva

Vuelven Bevilacqua y Chamorro a este blog. En esta ocasión con La niebla y la doncella, novela que se desarrolla en Canarias, principalmente en la isla de La Gomera. Un asesinato antiguo donde el principal sospechoso sale absuelto años después: Un político local que ha dado por concluida su carrera política. ¿Y entonces? Si él no es culpable… Una madre extranjera que quiere que se esclarezca el asesinato de su hijo, Iván López, un joven dedicado al trapicheo de drogas que mantenía relaciones con la joven hija del concejal, una madre que ahora es cuñada del subdelegado del gobierno en las islas. Un asesinato para el que Vila y Chamorro tienen 15 días para resolver. 

La casa tampoco era lo que uno habría esperado de una persona con las facultades psíquicas alteradas. O si, pero de otro modo. Todo se veía impoluto y perfectamente ordenado.

En Tenerife, isla a la que llegan desde Madrid, les reciben compañeros guardias civiles, algunos de ellos fueron los que investigaron el asesinato que finalmente se cerró en falso, algunos incluso estaban de servicio aquella noche y fueron protagonistas directos en alguno de los escenarios del mismo. Sus compañeros serán el enlace que necesitan estos investigadores que vienen de la capital en este entorno más cerrado de la isla de La Gomera.

Pero he llegado a la conclusión de que no es necesario ni oportuno decir siempre y ante todos lo que piensas, y de que hay cuestiones respecto de las que más vale pecar por defecto que por exceso.

¿Por dónde empezar? Por conocer al fallecido, por conocer sus últimos movimientos, por conocer a los que lo vieron sus últimos días. Hablar con todos ellos y de fondo, inevitablemente, la vida personal de nuestros protagonistas, el presente y también aquello que nos hace ser lo que somos en la actualidad. Y la vida laboral entremezclada con la personal: La cabo Ruth Anglada, destinada en aquel momento en La Gomera, una persona muy carismática que moverá algunos cimientos, técnicas de trabajo distintas a las de la pareja protagonista, los tres tendrán que adaptarse para poder trabajar juntos en este caso, tres que puede llegar a ser una multitud. Y, el pasado, ella y Chamorro coincidieron en la academia, es inevitable que los recuerdos de aquellos días no interfieran en el día a día de la resolución de este caso.

….el famoso Tractatus de Wittegenstein. De todo el libro sólo se grabó en mi memoria la última frase: sobre aquello de lo que no se puede hablar, hay que callar.

Una novela relatada en primera persona por el propio Bevilacqua, conoceremos los hechos, también los sentimientos, los pensamientos incluso los fracasos. La vida personal que llega a ser más protagonista de lo deseable, situaciones inesperadas con las que hay que lidiar. Situaciones que nos llevan más allá del caso. Y también temporalmente, agradezco a Lorenzo Silva que haya continuado la historia más allá de la propia resolución, es interesante acompañar a los protagonistas en los momentos y días después de dar por finalizado el caso, esos días tan intensos que llegan a su fin. Días donde nos acompañarán las estrellas del cielo canario, la niebla del parque de Garajonay.

Incluso, puestos a aprender, he aprendido a compartir los chistes de los forenses mientras perpetran la carnicería y el destrozo de una autopsia. Nada de eso, sin embargo, te prepara para ver morir a alguien que te importa; a alguien con quien has vivido.  

Un apunte del autor:

Era todo un reto volver a escribir una historia con esta pareja de investigadores, después del éxito (bastante espectacular e inesperado, para mí) de El alquimista impaciente, un libro que llegó a más de 200.000 lectores y, a través de la adaptación cinematográfica que hiciera Patricia Ferreira, a muchos millares de personas más. Ser consciente de que con Chamorro y Bevilacqua podía haber inventado una fórmula de éxito me hizo ser muy cauto: tardé tres años en volver a ellos, y no lo hice hasta que no estuve más o menos convencido de tener entre las manos una novela que, lejos de limitarse a repetir los hallazgos de alguna de las anteriores, me pareciera que podía ser la mejor, la más completa y valiosa de todas. Así lo intenté, entre finales de 2001 y el verano de 2002, y esto fue lo que salió. Una novela más extensa que las dos precedentes, donde se cala más a fondo en la pareja protagonista, y sobre todo en el sargento, que deja entrever alguna de sus zonas oscuras. Y una historia en la que los investigadores no pueden mantener siempre la frialdad y la distancia profesional, porque se ven personalmente implicados en los acontecimientos como nunca se habían visto antes. Por lo demás, intenta la novela ser de nuevo un reflejo literario de la España actual, y los personajes, dos representantes de esa gente que se levanta cada mañana para hacer su trabajo, con alguna conciencia del deber, algún deseo de ayudar a los demás y el prurito de cumplir decentemente con su cometido. Aunque no les paguen mucho, aunque sirvan a un sistema de justicia imperfecto, y aunque no hubieran soñado de pequeños estar donde están. Un hombre y una mujer honrados y pundonorosos, que fallan como tú y como yo, pero que como tú y como yo intentan mantener la dignidad. Nada más. Nada menos.

https://www.lorenzo-silva.com/libros/la-niebla-y-la-doncella/

Del mismo autor en este blog:

El blog del inquisidor.

El lejano país de los estanques.

Música para feos.

El alquimista impaciente.

domingo, 8 de agosto de 2021

Las uvas de la ira – John Steinbeck

Un clásico que llegó como un regalo el año pasado a mi estantería, este verano ha sido su momento. Un clásico que te mantiene el corazón encogido durante todas sus páginas acompañando a la familia Joad. Una familia que sufre los cambios de finales de los años 30 del siglo pasado en Estados Unidos. La Gran Depresión que deja sin sentido lo que ha conocido cada familia durante generaciones, generaciones trabajando, naciendo y muriendo en 30 acres de tierra, una familia que tiene que abandonar todo y emigrar a la verde California, a esa California que necesita mano de obra para recoger la fruta, esa California que es el paraíso soñado. Esa California que es el paraíso soñado de tantos.

Tom Joad y Madre son los protagonistas indiscutibles de esta historia, pero no están solos, está el abuelo y la abuela, Padre, el tío John, Noah y Al, Rose of Sharon, embarazada de su primer hijo, y Connie, y los pequeños de la familia: Ruthie y Winfield. Y Jim Casy, el predicador que ya no es predicador. Los acompañaremos en ese camión desvencijado donde llevan todo lo que tienen, todo lo que queda después de vender lo que no es imprescindible, miles de kilómetros para cruzar el país, campamentos para pasar la noche, tantos otros que tienen el mismo sueño, la misma necesidad. Miles de kilómetros que nos permitirán conocer sus sueños, su historia, sus inquietudes. Un tiempo lento, lento como ese discurrir por la ruta 66 que lleva al Oeste. Miles de kilómetros recorridos, noches de campamento, que nos permitirán ser uno más de esta familia en busca de un futuro.

Aquí hay una carta que escribió mi hermano el día antes de morir. Aquí un sombrero antiguo. Estas plumas… nunca llegué a usarlas. No, no hay sitio. ¿Cómo podremos vivir sin nuestras vidas? ¿Cómo sabremos que somos nosotros si no tenemos pasado? No. Déjalo. Quémalo.

Una familia honrada, una familia que tiene sus brazos, que tiene la fuerza de estar todos juntos, todos trabajando por un proyecto común, una vida sencilla que les proporcione el trabajo, una casa donde vivir, una casa al menos igual que la que han perdido, un lugar donde la familia pueda crecer, un lugar donde pueda llegar el hijo de Rose of Sharon y Connie y, sin embargo, se encuentran con un lugar bastante inhóspito a pesar de las grandes extensiones de frutales, un lugar que precisa trabajadores, un lugar donde son muchos los que precisan trabajar, un lugar donde se abren y cierran puertas rápidamente, un lugar que nos habla de adaptación, de adaptación de los que llegan, de adaptación de los que ya están. Tiempo de esperanza, de esperanza que cuesta mantener, tiempo de dificultades, nuevas soluciones a nuevos problemas. La obligación de seguir hacia adelante.

No se necesita valor para hacer una cosa, cuando es lo único que puedes hacer.

Una novela que recibió el Premio Pulitzer, una novela que influyó en la obtención del Nobel de literatura años después. Una novela que muestra una realidad amarga que nos habla de la inmigración dentro de un propio país, una realidad amarga que sigue tan de actualidad. Un libro que precisa encontrar su momento, un libro que te trastoca en lo más profundo, una novela que nos habla de valores, de valores a pesar de esa pobreza que está presente, la miseria, más importante que nunca mantener esos valores que dan sentido a una vida, un libro imprescindible.

Los ojos de todos se volvieron hacia Madre de nuevo. Ella tenía la fuerza y había tomado el control.

-El dinero que ganáramos no serviría de nada -dijo-. Lo único que tenemos de valor es la familia sin dividir. … No temo a nada mientras estemos aquí todos los que seguimos con vida, pero no pienso consentir que nos separemos.

Y una película, una gran película de John Ford con Henry Fonda y Jane Darwell, que vi unos días después. Mi recomendación: no te quedes solo con la película, con la novela es con la que conocerás a los personajes, con la novela es con la que conocerás aquella realidad, aquella realidad que seguro que supera esta ficción. Una película fantástica, pero que no puede reflejar todo lo que Steinbeck nos cuenta. Una novela que sigue en mi cabeza días después de leer su última página y que seguro que seguirá ahí mucho tiempo después.

Del mismo autor en este blog: