La
maestra de títeres llegó a mí en una jornada literaria con
Carmen Posadas, una tarde deliciosa en la que escuchar a esta autora fue todo
un lujo. Una tarde de diálogo para hablar del amor por la lectura, del amor por
la escritura, de las vivencias que la llevaron a publicar este y otros tantos
libros.
La
maestra de títeres nos lleva al Madrid de los años 50, al Madrid
de la calle Serrano, al Madrid de las revistas del corazón. Un Madrid al que llega
Ina desde Bolivia, un Madrid donde todas las convecciones sociales son nuevas
para ella y tendrá que aparentar su integración en esta sociedad que la acoge. La
protagonista es Ina, pero también es Beatriz, su hija, esa hija que llegará
años después, esa hija cuya vida tendrá tantos paralelismos y a la vez será tan
distinta. Iremos paseando por las calles del Madrid de los años 50, pero
también por el de aquellos años 70 donde todo estaba cambiando, historias que
van tejiendo un presente al que también asistiremos. Beatriz con una vida
conocida por todos, con una vida que que sorprendería a tantos. Que
sorprendería a sus cuatro maridos, que sorprendería a sus 4 hijas.
Una radiografía de esta clase social de una época que
nos recuerda historias familiares, historias muchas veces contadas, historias
muchas veces ocultadas. Una época de la que tantos han pasado página y que
vemos lejos ahora pero que está todavía presente en muchos. Tantos que, como
Beatriz Calanda, viven el presente para que aquel pasado quede en el olvido.
Numerosos saltos temporales que dan agilidad a la
novela y que nos ayudan a conocer mejor a los personajes, que nos permiten
entender aquella España que conocemos en blanco y negro y que también estaba
llena de color, que nos permiten conocer el color de esta de ahora sin olvidar
aquel blanco y negro, que nos permiten comprobar que cambia todo, pero no
cambia nada.
De la misma autora en este blog: Pequeñas
infamias.