Asesinos sin rostro – Henning Mankell
Muchas
personas me comentaban que Mankell les gustaba mucho, me hablaban de su serie
de novela negra, pero yo seguía sin
conocerlo. Empecé con el primero de la serie para ponerle remedio, con la idea
de continuar si me gustaba. Y por ahora así ha sido, continuaré.
El libro comienza con el doble asesinato
brutal de una pareja de ancianos en una granja sueca. Un lugar donde todo
parece que discurre de forma apacible. Desde ahí vamos conociendo a los protagonistas
de la comisaría de policía de Ystad, a la vez que a las víctimas. Obviamente,
como en los crímenes de novela, y como en la vida misma, no todo es tal y como
parece y las personas tienen otras facetas menos conocidas. El detective no es
uno totalmente al uso, el asesinato no se resuelve de forma brillante
rápidamente, aunque, por supuesto, la capacidad de deducción y la intuición del
protagonista juegan un papel fundamental. Digamos que todo sucede de una forma
relativamente tranquila, todo lo tranquilo que puede ser la existencia de un
par de asesinatos. El protagonista, tampoco es un héroe al uso, eso sí, el
éxito es fruto del trabajo y la dedicación, y en alguna ocasión no queda todo
lo bien parado que se podría esperar de un protagonista de novela, esto lo hace
más cercano al lector. Lo que si que hace que el ritmo se acelere a mitad de la
novela, es un nuevo asesinato, quizás relacionado con el anterior, quizás no,
muy de actualidad hoy en día, aunque la novela se escribió en 1991, que se
resuelve de forma más rápida y, por supuesto, gracias al protagonista, donde se
saca a relucir lo mejor de Wallander, capacidades del policía que intuimos que
encontraremos también en las siguientes novelas de la serie.