domingo, 13 de abril de 2025

Luces de Bohemia – Ramón del Valle-Inclán

El mes pasado visité acompañando a una amiga la exposición “Esperpento -Arte popular y revolución estética” en el museo Reina Sofía de Madrid, con la suerte de realizar la visita con uno de los comisarios. Volví con la necesidad de leer Luces de Bohemia de Ramón del Valle-Inclán inspiradora de esta exposición.

Esta obra de teatro discurre en un Madrid donde la miseria aparece en todos los rincones, un Madrid de tabernas, de pillería, pero también un Madrid donde el arte está presente, el arte de la palabra, el verso, la oratoria, sin olvidar la política que tanto condiciona a estos personajes, que tanto nos condiciona.

La obra discurre en distintos escenarios donde Max Estrella, el protagonista, y su amigo don Latino nos muestran una sociedad, quizás hoy lejana, pero que nos recuerda que la vida nos pone a prueba en cualquier momento. Son muchos los protagonistas que acompañan a estos personajes, son con los que llegaremos a conocer a Max Estrella, poeta. Un poeta que difícilmente puede alimentar a su familia con sus versos. No hace mucho que ha quedado ciego, que ha perdido el trabajo en el periódico. Ahora acepta humillado una pensión de un amigo suyo gobernador. Don Latino, fiel compañero de taberna y de fácil discurso.

Niño, otra ronda. ¡Hoy es el día más triste de mi vida! ¡Perdí un amigo fraternal y un maestro!

Luces de Bohemia, una obra posiblemente difícil de poner en escena por el alto número de personajes y de lugares donde se desarrolla. Una obra que critica de forma excepcional deformando la realidad, deshumanizando a sus personajes, llegando a lo grotesco…  

¡El mundo es una controversia!

¡Un esperpento!

domingo, 30 de marzo de 2025

Los niños tontos – Ana María Matute

Vuelvo a Ana María Matute gracias a Escuela de Mandarines con Los niños tontos, un pequeño libro de relatos que no deja indiferente. Relatos breves, muy breves, que retratan una época, que podría aparentar ser un libro para niños pero en ningún momento deberíamos considerarlo así. Los protagonistas son niños, efectivamente, niños distintos, niños que no están integrados en la sociedad, niños demasiado integrados, tanto que son invisibles. La infancia retratada desde la dureza de esa etapa vital, una dureza acrecentada en una época de pobreza, de hambre, de trabajo.

Polvo de carbón: La niña de la carbonería tenía polvo negro en la frente, en las manos y dentro de la boca. Niños que trabajan que quieren no diferenciarse contado con una prosa poética que merece ser leída en voz alta.

El niño que no sabía jugar: unos padres preocupados por ese niño que no juega, ese niño que tiene otros intereses.

La crueldad de la infancia, la crueldad hacia otros niños, hacia los animales, la inocencia, la inocencia de esta edad incluso para con el demonio, la inocencia que fácilmente puede desaparecer.

El niño al que se le murió el amigo: el paso de la niñez a la vida adulta, los hechos que llevan a un momento sin retorno. La madre le abrió la puerta, y dijo: “Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido”. Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.

También de Ana María Matute en el blog:

Pequeño teatro