Julia Navarro llega de nuevo a
mis lecturas gracias a un regalo: una lectura de más de 1000 páginas que ha
estado conmigo mucho tiempo, como largo fue el siglo XX, un libro que deja
huella. Un libro en el que me adentré sin saber nada de él y creo que es la mejor
forma de leerlo.
—Tendrás que escribir la historia de mi abuela. Hazlo como si fuera una novela, o como tú quieras, pero escríbela. La encuadernaremos y ése será el regalo que haré a la familia la próxima Navidad.
Este es el encargo que recibe Guillermo
y en el que se aventura sin mucha convicción. No parece muy difícil, pero nadie
de la familia conoce a esta señora, ni siquiera su verdadero nombre. Ella
abandonó a su marido y a su hijo cuando éste era pequeño, a Javier, el abuelo
de Guillermo. Una foto, que aparece entre los papeles de su padre, es la que
lleva a la tía Marta a realizar este encargo. Y Guillermo, periodista sin un presente
prometedor, poco a poco va adentrándose en la vida de Amelia Garayoa, su bisabuela,
alguien con quien recorreremos el mundo y muchos de los conflictos de un siglo
XX, un siglo tan sangriento, un siglo donde los totalitarismos han sido
protagonistas.
Guillermo conoce a la prima de su
bisabuela, una señora bastante mayor, que le da una primera pista, no sin
reticencias, con la que iniciar su investigación. Y, desde ahí, le abre las
puertas de muchos otros que conocen parte de la historia de su bisabuela,
algunos que la compartieron con ella, otros que han estudiado la historia de
aquellos conflictos, otros que saben de alguien que, aún tomando decisiones
equivocadas, llegó a participar de forma activa en contra de tantos
totalitarismos. Será Guillermo, por tanto, el que recopile toda la historia de
Amelia Garayoa, el que viaje por medio mundo para conocer de primera mano los
detalles de la vida de esta española conocida en tantos centros de poder de
este siglo XX que nos dejó historias como el stalinismo, la guerra civil
española, el III Reich o la Alemania al otro lado del muro.
-Está en el ideario del nazismo la eliminación de los enfermos y de los débiles, no es la primera vez que sabemos del asesinato de enfermos mentales. Hubo un plan similar antes de que estallara la guerra-recordó Manfred Kasten.
Una historia con una protagonista,
una historia con tantos otros protagonistas, los amores de Amelia que la
llevaron a dejar su casa de Madrid, de un Madrid acomodado, antes del final de
la 2ª República, de dejar a su hijo, que la llevaron a París, a Buenos Aires, a
Moscú, a Varsovia, a Roma, a Berlín, a El Cairo y no precisamente de turismo.
De la misma autora en el blog:
Dispara, yo ya estoy muerto.
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Dispara, yo ya estoy muerto.