Por fin Auster llega al blog y
con la joya de la corona: Brooklyn Follies, uno de mis eternos pendientes.
Y no ha defraudado, un libro al
más puro estilo Auster, en esta ocasión uno de los protagonistas nos cuenta la
historia de su familia y su historia, ahora que se acaba de jubilar y de
divorciar y al que le han diagnosticado un cáncer de pulmón, que ha dado un
giro a su vida al final de la misma. Nos cuenta sobre todo la vida de su
sobrino al que no se ve en muchos años, que dejó en la universidad con un
futuro brillante y que acaba de encontrar detrás del mostrador de una librería y
está también la sobrina, de 8 años, del sobrino que aparece un día en la
puerta de su casa sin más información de donde está su madre, de porqué llega
sola... y esa librería con miles de libros y un librero con una historia que
contar y un hotel, uno real y uno solo ficticio llamado Hotel Existencia, que
bien podrían ser el mismo. Y esos otros personajes que ayudan a disfrutar de
una nueva vida, quizás inesperada, quizás como siempre lo es.
Se trasluce el amor por los
libros:
Leer era mi válvula de escape, mi desahogo y mi consuelo, mi estimulante preferido: leer por puro placer, por la hermosa quietud que te envuelve cuando resuenan en la cabeza las palabras de un autor.
Y esa librería fantástica de dos
pisos tan diferentes entre si, en la que me llego a imaginar que debe ser muy
fácil pasar horas y horas.
Y la dureza de la vida
En general, las vidas se esfuman. Una persona muere y poco a poco todo rastro de su vida desaparece.
Y espacio para la esperanza.
Mi idea era la siguiente: crear una empresa que publicara libros sobre los olvidados, rescatar historias, hechos y documentos antes de que desaparecieran para luego darles forma y construir una narración continua, el relato de una vida.
En definitiva
Nunca debe subestimarse el poder de los libros.