domingo, 19 de marzo de 2017

El comité de la noche – Belén Gopegui



Posiblemente un libro para compartir su lectura, y así fue, en el club de lectura Escuela de Mandarines. Un primer capítulo difícil, primeras páginas muy densas que transmiten una situación personal de crisis no solo por lo que cuenta, sino por la forma de contarlo, apenas sin pausas, con cierta desorganización aparente, páginas en las que ver toda la lectura que quedaba tras el marcapáginas te hacía dudar sobre si seguir o no. Y luego un giro, llegamos a la escritura más tradicional y ágil, y un nuevo recurso literario: conoceremos toda la historia de primera mano mientras se la cuentan a uno de los personajes de la novela. Personaje que quizás sea solo espectador también o parte activa de la novela mientras recoge por escrito todo aquello que algún día alguien debería conocer.
¿Y cuál es la historia? Pues una historia que parte de un titular

Una multinacional farmacéutica plantea pagar setenta euros semanales a los parados que donen sangre. Europa Press, Madrid, 17/04/2012

Y una historia que nos lleva a Bratislava, donde una española ha emigrado buscando trabajo, trabajo que encuentra en un centro donde se realiza el fraccionamiento de la sangre donada para obtener aquellos productos necesarios para muchos pacientes y que a día de hoy no se pueden fabricar sin la materia prima que es la sangre donada, donada o comprada. Y aquí entra el juego el quid de la novela que nos pone sobre la mesa, con cierta intriga en el desarrollo, los posibles dilemas e intereses que pueden encontrarse en el entorno de una materia prima necesaria para la vida de tantos. No en el entorno más conocido de las transfusiones, sino en la extracción de componentes concretos que forman parte del tratamiento de determinadas patologías. ¿Qué pasaría si no hubiera donantes suficientes? ¿Sería adecuado pagar por ello? ¿Existe el derecho a vender la propia sangre?¿Existe el derecho a comprarla?
Una novela que entrelaza los entresijos de los centros y empresas del mundo de los hemoderivados, con una historia personal de alguien que tiene las manos atadas limitando las decisiones que puede tomar.
Un tema muy llamativo y con el que todos podemos sentirnos identificados: la salud. Un enfoque que no nos deja indiferentes: el posible comercio con el mantenimiento de esta salud y de fondo el reflejo de una sociedad en crisis, económica, por supuesto y de valores quizás.
Una segunda lectura que puede hacerse necesaria para llegar a esos detalles que lo enriquecen y que se pierden en esa primera lectura centrada en la trama de un libro poco convencional que a mi no me ha llegado a enganchar, quizás por haber sido yo la que se ha perdido en esa primera lectura.

sábado, 4 de marzo de 2017

Final con piezas menores – Francisco Béjar Galera



Al club de lectura Escuela de Mandarines ha llegado una de las ganadoras del certamen literario El Fungible del Ayuntamiento de Alcobendas, un certamen que comenzó su andadura con el objetivo de fomentar la creación literaria, a través del concurso de relatos y que en 2009 concurre también la novela corta. Un certamen que no tiene detrás ninguna editorial y que pone a disposición de todo el público todas las obras ganadoras y también las finalistas.
 
Final con piezas menores es la novela ganadora en 2014, Fran Béjar nos introduce en el mundo del ajedrez, llevando a “una ciudad de provincias” a su protagonista, un estudiante universitario que comienza una afición por este juego de estrategia en su tiempo libre, tiempo que comparte con amigos también aficionados y que llega a ser eterno al finalizar la carrera y no tener trabajo. El ajedrez, que se convierte en una obsesión. Una obsesión no tan fácil de identificar, quizás por el juego, quizás por Bautista, un jugador de la ciudad que ―Hace muchos años, le hizo tablas a Kasparov― y que pasa su tiempo sentado en una mesa al fondo de un bar, delante de un tablero de ajedrez.

Pienso en Bautista tal y como lo he visto hoy, sentado ante el tablero de ajedrez, jugando una partida más, frente a treinta y seis trillones, cuatrocientos ochenta y siete billones, seiscientos sesenta y tres millones ciento doce mil ochocientos doce granos de trigo.

Es difícil no hacer el paralelismo con Novela de ajedrez de Stefan Zweig. Novela, también corta, de la que disfruté una tarde de verano. Una misma obsesión, motivos, lugares, épocas distintas. En un caso obsesión a la que se llega para escapar de una tortura mental y en este caso obsesión que parece llegar a convertirse en tortura.

Y acompañamos al protagonista en ese momento tan significativo en la vida de una persona: el momento en el que uno deja de ser estudiante y tiene que buscar la que será su vida “en serio”. Un momento donde el ajedrez condicionará tanto.


Lo que el trabajo hizo, más que nada, con mi vida, fue arrebatármela.

Es frecuente que el ajedrez sea un protagonista nada secundario. Apenas se jugar al ajedrez, mínimamente mover las fichas, es bonito seguir el proceso de aprendizaje de este protagonista sin nombre, llegar a esa obsesión, sin embargo, no importa dejarlo solo en la novela.
Un gran descubrimiento el de esta obra y también el de este autor. Espero leer pronto alguna otra novela suya.