Una historia no tiene ni principio ni fin: uno elige arbitrariamente un momento de la experiencia desde el cual mirar hacia delante o hacia atrás.
Así comienza el libro de verano del club Escuela de Mandarines. Un inicio que adelanta como nos será contada la historia, la de un libro con el que he disfrutado muy buenos ratos de lectura. Un escritor que nos narra un romance donde él es protagonista, una historia que surge gracias a la necesaria documentación para una novela sobre un hipotético personaje: un funcionario ministerial inglés. ¡Cómo me ha costado imaginar que estaba en Londres y no en una ciudad norteamericana! Para documentarse sobre este personaje, el escritor, que nos relata la historia en primera persona, contacta también con la mujer del funcionario y de ahí surge una relación que vamos conociendo una vez que los hechos ya han sucedido. Una historia que comienza cuando el escritor: Maurice, se encuentra con Henry, el marido, en un parque bajo la lluvia, éste le comenta que está preocupado por su mujer, el escritor que no ha visto a la pareja desde hace dos años, cuando la relación con Sarah acabó de forma súbita y sin que él sepa porqué. Henry quiere saber más sobre lo que le sucede a su esposa y comenta sus dudas con Maurice, Maurice, por supuesto, quiere saber todo también, aunque no puede decírselo a Henry. Y, la idea de contratar a un detective privado que comenta el marido, se consolida gracias al escritor. Es ahora cuando poco a poco vamos conociendo que sucedió, el detective privado, un personaje muy peculiar, Parkis, nos va mostrando las pistas necesarias para tener toda la información, aunque es el diario robado a Sarah el que finalmente nos desvela esta historia que sucede en mitad de la 2ª Guerra Mundial, donde los bombardeos son frecuentes, es el diario el que acerca a Henry y Maurice aunque el primero no sabe de su existencia, es el diario el que nos desvela el despertar de Sarah a una fe a la que se resiste, es esta resistencia la que sirve de introducción para profundizar en la religión católica. Una novela que también nos acerca al oficio de novelista, de aquel que puede vivir de su trabajo, aunque no de forma boyante.
Una edición estupenda de Libros del Asteroide con un epílogo de Vargas Llosa que merece la pena tener entre las manos.
También del autor en el blog: