domingo, 29 de mayo de 2022

La buena suerte – Rosa Montero

Rosa Montero vuelve a mis lecturas, vuelve a mi blog con La buena suerte gracias al club Te leeré miércoles. Una novela que he leído casi de un tirón. Y una novela que empieza con algo impensable para la mayoría, que alguien se compre un piso en un arrebato, un piso inmundo en un lugar inhóspito, sin ni siquiera entrar a verlo antes de firmar. Un primer capítulo que nos presenta al protagonista: Pablo Hernando, que llega a Pozonegro por un impulso, una parada de tren previa a su destino que condicionará su presente, un cartel de “se vende” en un piso lúgubre y abandonado. Y un giro radical a su vida, la de un arquitecto de éxito, que se irá desgranando a lo largo de la novela. Una vida que, a partir de ahora, pretende vivir en un “agujero”. Y es Raluca, la vecina del primero, la que será le dará la bienvenida, la que no dejará que siga en ese “agujero” dejando pasar las horas. Es Raluca, la que le ayuda con la intendencia, ella que trabaja en el Goliat, el supermercado del pueblo. Y siempre a pesar de Pablo, que solo pretende que el tiempo siga pasando. Raluca, que también cuida de Felipe, el vecino del cuarto, que precisa la botella de oxígeno para sobrevivir. Felipe, que pondrá la sensatez en esta historia. Es Raluca la que interpreta con la poca información que recibe de este desconocido que ha llegado al pueblo una tarde, que ha comprado un piso al contado, que dice no tener apenas dinero, que apenas habla. Raluca, la que conseguirá para Pablo un trabajo de reponedor en su supermercado. E irán pasando las páginas, los días, y Pablo nos irá contando algo de su pasado, poco, pero iremos atando cabos. Y, no solo nosotros, también los vecinos, y también conoceremos detalles de Raluca, cada uno tenemos una historia personal detrás. Los momentos de crisis que nos llevan a tomar decisiones inimaginables. Decisiones que posiblemente sean la mejor decisión que podríamos haber tomado y que todo cambie y que la vida siga.

Son muchos los temas que aparecen en esta novela que se desarrolla huyendo del lujo, del esplendor, del minimalismo de las líneas rectas, de la luz, imágenes que podemos asociar al éxito, al éxito que Pablo deja atrás, aparentemente de forma voluntaria. Pero quizás haya uno que yo resaltaría y es el tiempo, el tiempo que tenemos que dedicar a las relaciones para poder llegar a conocer la historia de cada persona. Y ese tiempo merece la pena.

 

De la misma autora en este blog:

         La loca de la casa.

         Lágrimas en la lluvia.

         Historia del rey transparente.

domingo, 8 de mayo de 2022

Lobisón – Ginés Sánchez

Una foto donde podemos ver media cara de un lobo, el título del libro que también coincide con “lobo”: “Lobisón”, una palabra que yo no conocía. La RAE nos da una definición sencilla: hombre lobo. Y estas son las pistas iniciales para la primera novela de un autor cuya vida tiene infinitas caras.

La novela nos habla de una familia y, a pesar de las características particulares de esta, nos habla de todas las familias. Las relaciones entre hermanos, sobre todo cuando alguien de la familia es especial y necesita cuidados especiales, como esta responsabilidad condiciona a algún miembro de la familia, cuando no a todos.

No he sido capaz de identificar la época en la que está ambientada la historia, diría que este siglo XXI, pero también podría ser finales del anterior. Cuando oigo “hombre lobo” no puedo evitar pensar en la noche y en transformación. Esta novela tiene como protagonista a Adrián, un niño, un adolescente quizás, que nos cuenta la historia de su familia, un niño que curiosamente no puede hablar ahora, pero que si nos habla a nosotros, de esa forma como se cuentan las historias de forma oral, los tiempos verbales en pasado, frases como “y él decía” “y yo le decía” y sobre todo “y entonces”, de haber tenido el libro en formato electrónico hubiera sido curioso contar cuantas veces aparece la palabra “entonces”.

Adrián, el séptimo hijo de un séptimo hijo. Una herencia que se transmite a los séptimos hijos, la de ser “Lobisón” y así sucede aquí, o al menos eso se transmite a lo largo de la historia que nos cuenta Adrián, más que una historia, nos cuenta el día a día de él y Zenón, su hermano que se ha hecho responsable de él. Nos habla de como ve él el mundo, de como ve a los demás, de como los humanos, en ocasiones, nos gusta poner a prueba al diferente, de como en esta prueba, a menudo el que pone a prueba sale perdiendo, sobre todo cuando es una cuestión de fuerza. En de Ratones y Hombres de Steinbeck tenemos otro ejemplo.

Una historia curiosa, no es la típica de hombres lobo, es un día a día de alguien que vive al día, de la historia familiar, de esa forma que se cuenta poco a poco, conforme algo del hoy nos trae un recuerdo del pasado.

También encontramos partes de la novela donde es Zacarías Zárate, el padre de Adrián, el que nos habla, mejor dicho, el que escribe a su hijo Celestino y así podemos completar la historia con otro punto de vista.

Una novela curiosa, por la historia y por la forma de contarla. Una novela curiosa donde, de fondo, también se habla de esquizofrenia y se habla de autismo. Donde se habla de la educación que recibe cada uno según ideas preconcebidas.

Adrián, me decía el Zenón, ven, que te lea tus tebeos. Y entonces yo se los llevaba y él me los contaba mucho rato hasta que venían los coches con los muchachos y que el Zenón se levantaba y se ponía a hacer negocios con ellos. Y eso pasaba muchas veces y el Zenón siempre se reía.