Una historia entrañable que nos llevará a la época dorada de la
novela gótica de terror pasando por una actualidad que muchos vemos cercana.
Una novela con un ritmo lento que
engancha. Numerosos giros que harán de su lectura una gran caja de sorpresas, aunque
ninguna como el amor a los libros que trasmite, siempre presente: con esta
portada no podía ser de otra forma.
Podríamos decir que empezamos en
una novela, donde conoceremos a las que serán las protagonistas indiscutibles y
conforme pasamos las páginas recorreremos otras muchas novelas, la que nos
cuenta Aurora, historia de superación tras el fallecimiento de su marido, una
restauradora de muebles y un bibliófilo, que llevará su sueño adelante aún
cuando él no esté.
No perdamos nada
de nuestro tiempo, quizás los hubo más bellos, pero este es el nuestro.
Y la de Irene, que quizás
rescate un sueño, un sueño que había abandonado mucho tiempo atrás, una
oportunidad en la que no cree pero tan difícil de rechazar…
El mundo necesita
gente que crea en unicornios, Aurora.
Y, como no, aquellas historias
de aquellos que tenían tanto que contar, de aquellos que han convertido las
novelas de terror en clásicos en los que siempre pensamos. Aquel fin de semana
del año sin verano que nos trajo a Frankestein y quizás a La Estancia, una
novela que pudo ser un gran sueño, el sueño de una vida o el de varias vidas.
Los entresijos del mundo editorial
y de aquellos escritores ahora que han pasado 200 años. Y un escritorio de
persiana que comparte historias, las de aquellos que querían compartirlas, las
de aquellos que quizás querían guardarlas para siempre.
Conociendo el libro desde La Fea Burguesía
Conociendo el libro desde La Fea Burguesía