Sándor Márai es un valor seguro y con él despedimos el club de lectura de Espinardo por esta temporada. La amistad es la protagonista en esta ocasión y, como no podría ser de otra forma, la historia se desarrolla en Europa, esa Europa del siglo XX, esa Europa central donde las fronteras y los países a pesar de ser cambiantes tienen una estabilidad intrínseca. Una novela que leí hace años pero que ahora se entrelaza especialmente con la vida. Se inicia con la llegada de una carta, una carta que informa de una visita largamente esperada. Todo tiene que estar dispuesto, han pasado 41 años y será hoy donde todo cobre sentido. Antes de la cena conoceremos la historia de la familia del general, de como se conocieron sus padres, de la importancia de la caza en la familia, de la propia casa, de Nini, la nodriza nonagenaria, y sobre todo la relación de amistad del general y de Konrad, el amigo que un día, hace 41 años, marchó al trópico.
Todo está dispuesto para este último encuentro donde se inicia un largo monólogo, un monólogo que ha sido elaborado en estos 41 años, la historia de una sospecha, de una sospecha que ha condicionado la vida de estos 2 amigos, y la vida de Kristina, la mujer del general, menos de un minuto una mañana de cacería, un libro sobre el trópico delante de la chimenea y 41 años esperando la vuelta de ese amigo que marchó precipitadamente.
Dos viejos amigos al final de su vida se acuerdan de muchas cosas. Pero nosotros, ya que estás aquí, solo hablaremos de la verdad.
La verdad que no necesita confirmación, la verdad que necesita ser contada, que necesita ser escuchada.
-Quizás lo estoy contando con demasiados detalles –dice para disculparse-. Pero no se puede hacer de otra manera: solo a través de los detalles podemos comprender lo esencial, así lo he experimentado yo, en los libros y en la vida.
La verdad del general que nos permite profundizar sobre la amistad, un tratado sobre ella, sobre su pérdida, sobre la importancia de los detalles, sobre los lazos que no pueden romperse.
¿Qué se puede preguntar con palabras? ¿qué valor tienen las respuestas que se dan con palabras y no con la veracidad de la vida humana?... Son muy pocas las personas cuyas palabras concuerdan con su existencia.
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