Posiblemente sea la libro más leído este año y no
he podido resistirme. Creo que todo el mundo ha oído hablar de él y sabe que
nos habla de la historia reciente de España. Y precisamente en esta palabra España reside el problema para tantos y
Aramburu nos lo cuenta desde esta novela que quiero pensar que es tan real.
Dos familias y nueve
personajes, conocemos su vida en capítulos cortos que nos llevan de la mano al
fondo de esta historia tan reciente que sigue tan presente en la vida de tantos,
de tantos que la vivimos desde más cerca o desde más lejos cada día durante
tanto tiempo. Y esa otra palabra.
Me ha gustado mucho el enfoque
del libro, hubiera sido fácil ser morboso, lo que nos cuenta es lo desconocido
para muchos, lo que quizás ayuda a conocer este sinsentido y quizás refleja lo
que tantos conocen en primera persona. Cómo, el día en el que se acabó oficialmente
la lucha armada, cada uno de los protagonistas ha llegado a donde está.
Es fácil encariñarse con alguno
de los personajes, es fácil pensar que los conoces personalmente, tanto que
escuché la lectura de uno de los capítulos por la radio y me disgusté al no
reconocer la voz de Bittori ¡la había suplantado!
El Txato, “más que enterrarlo
parece que lo estamos escondiendo”. Arantxa, saliendo adelante. Bittori que
quiere respuesta o quizás una sola. Gorka, el más gris y, sin embargo…
Algunos detalles de esta novela
me hubiera gustado que fueran distintos, entre ellos el final, otros que
parecen algo forzados una vez que la dejas reposar y como historia, obviamente,
me hubiera gustado que la novela fuera completamente ficción.
Una novela leída en castellano
que entremezcla palabras en euskera y giros propios de la zona lo que aún la
hace más creíble. Una novela con la que yo he viajado a ese pueblo de San
Sebastián, he paseado por sus calles bajo la lluvia y he cogido el autobús para
llegar a la ciudad.