Libro que me recomendó una amiga tras La enfermedad
de Alberto Barrera Tyszka. Leer a Sándor Márai es siempre un
placer, independientemente de lo que cuente, y en este caso, como trata el tema
de una enfermedad crónica, degenerativa, desde el punto de vista del propio
enfermo, es sublime. La propia enfermedad queda en segundo plano, son los
sentimientos, las experiencias, los intereses, los valores del propio enfermo,
las relaciones que se establecen y como se produce el proceso de aceptación y
de adaptación, de las incertidumbres que surgen ante lo desconocido, de cómo
una vida totalmente diseñada necesita un nuevo diseño.
La novela nos adentra en una forma de vida
de Europa central, nos lleva de viaje, nos habla de música, de relaciones
sociales, nos habla de la fama, nos habla de un objetivo único en la vida: la
perfección, que se ve truncado por una enfermedad. Y nos habla de las
impresiones del enfermo, en primera persona, haciendo que las memorias de este
enfermo, músico famoso, nos lleguen a través de otro protagonista, alguien que
le conocía levemente y que, como la mayoría del público que previamente le
aclamaba, no conocía su historia. Tras coincidir en unas vacaciones de Navidad en
plena guerra mundial, meses más tarde, le llegan las memorias,
quizás precisamente, por la distancia con las que podrá tratarlas y porque
conoce el valor de las mismas por su profesión.
Nos habla de vivir la enfermedad de un
famoso de forma discreta, aunque el mundo entero se interese por su enfermedad
y el ser humano no pueda evitar interesarse por lo que le pasa a otros, más aún
cuando son famosos. Nos habla de una forma de comunicarse, donde la espera
también era una parte importante de la comunicación, incluso el teléfono no era
tan inmediato ya que había que esperar a que se estableciera la conferencia, a
que el momento fuera propicio.
Una novela que recomiendo por el
placer de leer buena literatura y si además la historia es atrayente, es
imposible esperar más. Además, con ella participo en leer, al menos, un clásico
en este verano de Con un libro
a cualquier parte
Unas citas que me llamaron la atención,
aunque no necesariamente son representativas de la novela. Quizás la primera
si.
…Quería entender lo que había sucedido, por eso lo escribí…Pero
usted es escritor, tal vez lo entienda…-dijo y suspiró-. Resulta muy difícil
transmitir nuestras experiencias a otras personas ¿verdad? Me refiero a que tal
vez podamos describir lo sucedido, como cuando uno redacta un informe médico.
Pero la causa profunda de lo sucedido… eso es muy difícil de reflejar. Casi
imposible. Compadezco a los escritores.
…dejé sobre la mesa los periódicos y revistas comprados en la
estación y me sumí en la sensación agradable y familiar que acompaña una de las
experiencias más agradables de la vida: el viaje, mejor dicho, el salir de
viaje;…
Eso sería homeopatía-dijo muy serio-. No se lo recomiendo.
Curar la enfermedad con la enfermedad… es una concepción de la medicina que
tiene célebres seguidores, pero yo no creo en ella.