Un libro que cogí de la estantería de novedades de
la biblioteca de forma casi impulsiva. Me sonaba haberlo visto por las redes,
la sinopsis, leída de forma rápida, no me desagradó.
Y con él me puse un
fin de semana, ¡qué lectura más adictiva! Era difícil cerrar sus páginas para
hacer otra cosa. Y, curiosamente, no es un libro que recomiende especialmente,
no es un libro que volvería a leer, no es un libro con el que haya disfrutado,
no es un libro del que piense que sus personajes podrían ser un ejemplo. Y, sin
embargo, no
podía dejar de leer esta historia exagerada. Si, podría ser éste un
adjetivo adecuado.
Una novela negra, o
una crítica a las novelas negras. Una novela ambientada en el mundo editorial,
con autores estrambóticos y una historia delirante. Un capítulo inicial que
sucede años antes de la historia que nos narrarán, un capítulo determinante
que, como lectores, nos dará muchas pistas con las que poder intuir de antemano
las razones de los personajes para llevarnos por esta locura de novela. Un
asesinato con un modus operandi bastante
llamativo y gore, muy gore, reconozco que totalmente nuevo para mí, incluso
después de innumerables capítulos de CSI.
Hay partes bastante
predecibles, aunque en muchas ocasiones me sorprendió. Eso sí, no sé si me
sorprendió la historia en sí o la imaginación de la autora, cada capítulo un
giro aún más rocambolesco, aunque también hay que decir que en cierta forma están
enlazados de forma creíble, lo que yo siempre pido.
Una historia
adictiva que nos muestra algunos entresijos del mundo editorial en una historia
bastante angustiosa: una escritora para otros que se ve implicada en la muerte
de aquellos que tiene alrededor, entre ellos la estrella del momento para la
que iba a escribir su próxima novela, y un policía que, como no podía ser de
otra forma, utiliza unos métodos algo singulares para llegar al fondo del
asunto. Y giros de tuerca infinitos en esta rocambolesca novela de personajes con
un pasado que ocultar.