domingo, 21 de enero de 2024

No te veré morir – Antonio Muñoz Molina

 

Una reina maga trae de nuevo a Muñoz Molina a mis lecturas, un Muñoz Molina en su más pura esencia, haciéndonos ver aquello que fácilmente pasa desapercibido en las historias que creemos cotidianas. La oportunidad de reencontrarse con un amor de juventud nos lleva a conocer a Aritstu y Adriana Zuber. Han pasado 50 años, aunque no exactamente, desde de que se separaran cuando Aristu emigró a EEUU para continuar su vida laboral. Vida ampliamente condicionada por un padre que no quiere que un país que sufre una dura posguerra limite su futuro.

El retorno a aquellas calles de Madrid donde ahora las acacias son más altas lleva a recordar. Capítulos que se inician en minúscula dan agilidad y cercanía a esa historia ahora revivida, recuerdos que tienen vida propia, nostalgia quizás por lo que pudo haber sido. La contrapartida nos la da ese amigo accidental de tantos años que al convertirse en narrador en primera persona del plural que nos permite conocer mejor a Aristu. Conocemos la vida en el Madrid de la posguerra, pero también en aquel Estados Unidos al que llega Aristu a desarrollar su carrera, esa carrera de éxitos que se mueve entre despachos internacionales. Conocemos también a su familia, esa familia americana que crea, la sensación cada vez más manifiesta de ser extranjero, incluso con sus propios hijos. Ese pasado que vuelve aquel día que un nombre aparece en una conversación: Adriana Zuber. Ese amigo accidental que se convierte en confesor de una vida que no fue.

Una novela que habla de éxito, de fracaso, de futuro, de un pasado que pudo haber sido distinto, de la vida. Una maravilla.

 

De Antonio Muñoz Molina en este blog.

Como la sombra que se va.

El miedo de los niños

domingo, 7 de enero de 2024

Buena mar – Antonio Lucas

El club Alumni nos lleva a Gran Sol en un barco arrastrero gallego. Mauro, un periodista de Madrid se embarcará durante 3 semanas en un barco de pesca de altura muy diferente a un crucero, diferente incluso a un barco mercante. Mauro nos relata en primera persona su llegada a Castletownbere punto de partida y de llegada para él y para tantos barcos que llevan allí el resultado de días de pesca. Un pequeño puerto en la costa irlandesa donde todo gira alrededor de los barcos que faenan en Gran Sol y tantos otros lugares lejanos. Serán 3 días los que pasará allí antes de embarcar. Y será allí donde empezaremos a conocer los motivos que lo han llevado a esta aventura, así puede considerarse para alguien que como experiencia marinera apenas tiene un par de vueltas en zodiac en Mazarrón. Es una novela muy intimista, en un ambiente nublado, al menos para mí, con frío, a pesar de estar en verano El clima se mide en malo o menos malo. El MacCarthy’s, el único pub del pueblo, será su forma de iniciarse en el mundo marinero, allí es donde pasan las pocas horas que están en tierra los marineros de Gran Sol.

Tres semanas en un lugar inhóspito con once tripulantes donde habrá muchos silencios y un trabajo constante que cada tres horas lleva capturas a la cubierta del barco. Un viaje personal para este periodista con la excusa de un reportaje para el periódico. En la novela no todo es real, pero el reportaje si que existió y podemos encontrarlo aquí https://lab.elmundo.es/gran-sol/castletownbere.html.

La vida como observador, conociendo las rutinas, conociendo el mar que solo es mar, un mar inmenso, conociendo sus enfados, a pesar de que en verano los temporales no pueden compararse a los de invierno, conociendo las dificultades de este trabajo en el mar, que solo es un trabajo, pero más difícil que otros, conociendo a los tripulantes, algunos gallegos, otros africanos, conociendo al patrón, a Lolo, serán muchas las horas que pasará Mauro en el puesto de mando, conociendo a Bieito, el segundo de a bordo, sin llegar a disfrutar de la estupenda comida de Xouba por culpa de un estómago no acostumbrado a los vaivenes infinitos del Carrumeiro.

No los envidio por lo que tienen, sino por la fiereza con la que añoran lo que les falta.

Una novela que te acoge en la infinitud de ese mar, en la infinitud de horas de mar de tanta y tan poca actividad.

La inacción de no desear nada es una escuela grandiosa.