domingo, 24 de mayo de 2020

57 segundos – Virginia Gil Rodríguez

57 segundos llega a mi gracias a un sorteo de Laky en Libros que hay que leer. Gracias a Virginia Gil Rodríguez que publica nuevo libro, es el primero que leo de esta autora, aunque sí que la conocía por las redes.
57 segundos es la historia de Nur, una adolescente cuyos padres se dedican a la política. Unos padres con un muy distinto perfil, una madre de éxito, que busca el éxito y una madre que tiene decidido todos los aspectos formales de la vida de Nur, decisiones en las que no participa Nur, una madre que apenas está y que cuando está
¿Podrías ponerte recta, por favor?
Un padre que sí que está pero que tiene un proyecto: Un ascensor, un ascensor condicionado por las cifras, los 57 segundos de trayecto para unir la parte la parte alta de la ciudad sin necesidad de subir multitud de escalones. El número de trayectos que realiza cada día el ascensor….
Nur, una adolescente fuera de lugar, como cualquier adolescente que se precie, una adolescente que mantiene una amiga invisible Mat, que mantiene un par de amigas que envídian tener una madre como la suya. Una adolescente que encuentra un amigo en el señor Lift, alguien también diferente, alguien que ESTÁ, alguien que viaja en ese ascensor, alguien que ayuda a Nur a descubrirse a sí misma, a no estar condicionada por lo que digan los demás.
La adolescencia, la política, los convencionalismos sociales…Y la poesía, la poesía siempre presente en la vida de Nur, la poesía siempre presente en las páginas de este libro.

No sé cuántas almas tengo, de Fernando Pessoa
A cada instante cambié.
Continuamente me extraño.
Nunca me vi ni me hallé.
De tanto ser solo tengo el alma. (…)

domingo, 10 de mayo de 2020

La hija del relojero – Kate Morton


Y Kate Morton vuelve a mis lecturas. En este confinamiento libros que llevaban tiempo en mis estanterías han aireado sus páginas, libro de Círculo de Lectores al que tanto echo de menos. Esta autora, una vez más, nos lleva de la mano entre historias entrelazadas en el tiempo con un punto en común Birchwood Manor, una casa con vida propia donde los que la habitan son incapaces de olvidarla, por mucho tiempo que pase.
Al caminar era consciente de su sentido de pertenencia; de una manera esencial se sabía parte de la tierra y, con cada paso, se volvía más sólido. Pertenencia.
Kate Morton ha vuelto a conseguir que esté deseando conocer los entresijos de estos personajes que seguro que llegarán a sorprendernos. Y nos sorprenden, sobre todo en ese final pausado, donde todo termina por cobrar sentido. Es de agradecer que dedique varios capítulos a cerrar todas esas historias que se han ido abriendo a lo largo de las páginas.
Y un personaje que no me esperaba, quizás podríamos llamarlo fantasma, quizás espíritu, que apareció en los primeros capítulos, siempre en Birchwood Manor, con el Támesis, un río tan inglés, de fondo. Al principio me descolocó, de acuerdo que es ficción, de acuerdo que se puede contar una historia con cualquier licencia, pero me gusta cuando se utiliza la realidad para contar esta historia que imaginaba que iba a leer. Posteriormente, se convirtió en un protagonista más, a veces espíritu, a veces protagonista de carne y hueso. Un protagonista con tantas caras, tantas como cualquiera de nosotros podríamos tener ¿tendremos?
La historia comienza con el descubrimiento de un bolso, un libro de bocetos y una fotografía de hace algo más de un siglo y desde ahí las posibilidades son infinitas. En esos bocetos está la casa, la casa del cuento que le contaban a Elodie de pequeña. Y Elodie empieza a indagar, empieza a preguntar y poco a poco van enlazándose tantas piezas, la de aquellos que vivieron desde un siglo atrás con sus historias, sus anhelos, casualidades que no solo nos condicionan a nosotros, sino a tantos otros, antepasados que ni conocemos que lo fueron. El Azul de los Radcliffe, que desapareció aquel día, aquel día que aumentó su leyenda. Un pintor que pierde a su musa, que pierde su inspiración. Y aquella caja de amuletos que se le da a una niña.
Cuando acabo un libro donde los detalles son tantos pienso que debería empezar de nuevo, que debe haber muchos que me he perdido, igual que puede pasar en nuestro día a día, cuando todo empezaría a tener sentido, pero que pocas veces contamos con la ayuda de un narrador omnisciente.

De la misma autora en este blog: