Camilleri vuelve a mis lecturas,
esta vez de la mano de su comisario Montalbano: La forma del agua, el
primero de la serie. Una lectura condicionada por la serie de televisión,
escenarios y personajes, que hace perezosa a la imaginación.
Dos barrenderos que encuentran
un cadáver. Una muerte, aparentemente natural, en una situación comprometida.
Este es el punto de partida de esta historia. Un caso que se puede cerrar
rápidamente, donde todo cuadra. Todo cuadra si te quedas con esa primera
impresión, dónde Salvo Montalbano, sin embargo, indaga un poco más ¿por qué?
Por una corazonada ¿cómo incluir esto último en un informe policial?
Me gusta mucho esta
forma “italiana” de investigar, pausada, sin llamativa tecnología, hablar con
los implicados, con los que conocían al fallecido, con los que no, estar
pendiente de los detalles que sacan a la luz esas conversaciones, de los
detalles que salen a la luz en cualquier conversación. Las circunstancias de
cada uno de los personajes, valores como la honradez, una honradez en el
entorno. Interpretar una sociedad característica, como tantas otras, pero la
que condiciona un escenario.
Y cómo no acordarse
de Brunetti, de Donna Leon, tanto en común y diferentes, sin embargo. Diferencias
que obliga un distinto escenario, Venecia y Sicilia, similitudes que obliga un
mismo escenario, la Italia de finales del siglo XX.
Una novela corta, que
se lee en un suspiro, para iniciar una serie que acaba de comenzar para mí y que
seguro que seguirá apareciendo por mis lecturas con regularidad.
De Andrea Camilleri en este blog: El cielo robado.