domingo, 18 de marzo de 2018

El país de los ciegos – H. G. Wells


Un cuento de Wells, me llamó la atención cuando me lo ofrecieron a leer. De Wells me gustó tanto El hombre invisible, La máquina del tiempo… Y recientemente he disfrutado mucho también con los mapas de Félix J. Palma en su trilogía victoriana.

Aquí Wells nos hace reflexionar una vez más y nos lleva a un lugar donde en generaciones anteriores se perdió la visión y ya nadie recuerda lo que es. Un mundo aislado que vive en este, su mundo conocido sin ninguna necesidad de este sentido tan importante para la mayoría de nosotros. Y de nuevo el lenguaje, palabras que ya no son necesarias, aquellas que se refieren a todo lo que vemos. Palabras nuevas: otros sentidos que se desarrollan, que necesitan nuevas realidades. Y alguien que llega, alguien con el sentido de la vista en perfectas condiciones, que piensa que puede ser el rey de los ciegos, que tiene ventaja, que será fácil. Y, sin embargo, la compasión por el diferente, en el país de los ciegos es el que utiliza la vista el que tiene más limitaciones, un país adaptado a otros sentidos, sentidos que apenas tenemos desarrollados. ¿Dónde queda la discapacidad entonces? Y el extranjero intenta adaptar el nuevo mundo a él, conceptos que nadie entiende, intenta adaptarse él al nuevo mundo, una propuesta igualitaria, la más dura de las propuestas…
Así Wells nos muestra de forma magistral como adaptamos el mundo, como las referencias cambian, como lo habitual puede ser tan poco habitual para otros, lo poco dispuestos que estamos a entender lo diferente, cualquiera de nosotros. Un cuento que nos hará reflexionar sobre unos cimientos que pueden llegar a tambalearse.


“Y Núñez se encontró a sí mismo intentando explicar el ancho mundo del que había caído, el cielo y las montañas, la visión y otros prodigios como aquellos … Y ellos se negaron a creer o a entender nada de lo que les dijo … Ni siquiera comprendieron muchas de sus palabras. Durante catorce generaciones, aquella gente había estado ciega y aislada del mundo de los videntes. Los nombres de las cosas alusivas a la visión se habían olvidado y habían cambiado.”
 

lunes, 5 de marzo de 2018

Reino de Fieras – Gin Phillips



Con esta novela participo en la lectura conjunta organizada por Libros que hay que leer, Adivina quien lee, Lectora de Tot, Polvo de Libros y el Templo de la Lectura. Un gran sorteo, gracias también a la editorial, y una bonita forma de compartir impresiones.
Impresiones de un libro que viene precedido por una importante promoción en las redes y una sinopsis que reconozco que ha condicionado mi lectura.

Cuando un día feliz en el zoo se convierte en una pesadilla y Joan se ve atrapada con su hijo, deberá hacer acopio de todas sus fuerzas y encontrar el coraje para protegerlo a cualquier precio; incluso si eso significa cruzar la línea entre el bien y el mal, entre la humanidad y el instinto animal.

Una pesadilla que está ahí, en la sinopsis, pero que yo no he sabido encontrar en la novela. Obviamente hay escenas que nos pueden llevar a imaginar situaciones de peligro, peligro que está, quizás que lo transmite la protagonista pero que no transmite el desarrollo que se da de las escenas en la novela.
En los agradecimientos, al final de la novela, podemos leer Estoy inmensamente agradecida a Kim Witherspoon por aconsejarme que complicara las cosas y por gestionar una combinación impresionante de competencia y encanto. Sin embargo, yo no estoy nada agradecida. Creo que la novela se tejió como el reflejo de la estrecha relación entre una madre y su hijo de 4 años, una novela posiblemente intimista, quizás con necesidad de un escenario donde poder aislar del mundo a los personajes. Y quizás no hubiera hecho falta nada más, esa parte de la historia hubiera sido suficiente para una buena historia. Pero se complicaron las cosas y tenemos una cacería en un zoo, un atentado típicamente americano: disparos, asesinos, huidas y ahí es donde creo que la novela pierde, si que hay acción, peligro… pero falta cierta coherencia en el desarrollo de los hechos, en la trama, en cómo se comportan los personajes, en darles una salida apropiada ¿qué pasa con esos secundarios que desaparecen sin más? Y falta ese desarrollo que permite un libro y no siempre se da en una película (he pensado a menudo que parece más una película que un libro), esos tiempos que te dan a conocer los detalles, detalles que no siempre conocen los personajes, a veces tampoco el lector, pero que si debería conocer el autor.
Una bonita edición para un argumento interesante en una novela con detalles a pulir.