domingo, 26 de noviembre de 2023

Los amores tardíos – Pío Baroja

 

Posiblemente mi primera lectura de Baroja después de aquel extracto de “Zalacaín el aventurero” de los libros de la EGB.

Los amores tardíos nos lleva a Rotterdam, ciudad donde vive Larrañaga el primo de Pepita y Soledad, hermanas que han llegado de visita unos días. Unos días que se alargan, unos días en los que Larrañaga o José o Joshé, las acompaña o ellas a él en alguna de las visitas que él tiene que hacer por trabajo. Fernando, marido de Pepita, ha llegado también con ellas, pero prefiere estar con sus conocidos holandeses, entre los que se encuentra aquella con la que mantiene una aventura por todos conocida. Es una novela donde los personajes conversan y conversan mucho. Es así como conocemos la historia de Pepita, de su relación con Fernando, su marido, de cómo el padre de Pepita les apoya económica y laboralmente. De la forma de ser de Larrañaga, de lo poco aventurero que es, de como se siente ya cansado y mayor, de la vitalidad de Pepita, de como muestra interés, más allá de la relación de primos, por Larrañaga, de como recuperan aquella relación de hace años que nunca llegó a consolidarse, de como Larrañaga se deja llevar, de como llega a ilusionarse, de como a Pepita se la presenta como alguien que gobierna a los demás sin prestar mucha atención a las consecuencias, de la frivolidad de Pepita, del despertar de aquel interés que nunca llegó a desaparecer del todo, de ese amor, quizás compasivo que se vislumbra. Y de fondo nos habla de emigración, de emigración cuando todo va bien, de cierto desarraigo, de la nostalgia por la tierra propia, de las diferencias que se ponen más de manifiesto cuando llega alguien desde esa tierra propia. Del paso del tiempo, de las diferencias al afrontar una misma relación, de un pesimismo que subyace incluso cuando la ilusión por recuperar los años de juventud está presente.


domingo, 5 de noviembre de 2023

La novela de mi vida – Leonardo Padura

Vuelvo a Leonardo Padura con La novela de mi vida con un protagonista indiscutible: José María Heredia, poeta cubano del siglo XIX que inicia el Romanticismo en Hispanoamérica. Que vive un momento convulso de la historia de Cuba y tiene que exiliarse a Norteamérica y México. De su vida, que fue corta, murió a los 35 años, nos habla La novela de mi vida, de un manuscrito, primero oculto y luego quizás perdido, quizás destruido, cuya búsqueda en el siglo XXI es el detonante en esta novela para hablarnos de la historia de Cuba desde la época que vivió Heredia, para hablarnos de su hijo como heredero de los documentos de su padre, de la responsabilidad de aquellos que custodiaron el manuscrito autobiográfico, aquel que no debía conocerse hasta 100 años después, para que los socarrones, un grupo de amigos escritores nos muestren una Cuba más actual, allí donde está aquel que delató a Fernando Terry, el que lo llevó a un largo exilio del que este documento perdido ha podido devolverle a Cuba. Novela contada en tres épocas con párrafos que se van intercalando obligando al lector a estar atento, ayudando con cambios de registro en la escritura según la época. Una novela que nos habla de exilio, de nostalgia, de amistad, de familia, una novela que tiene también a los masones como protagonistas, una novela que lleva a rescatar a José María Heredia, un poeta, biógrafo, traductor, novelista cubano quizás no suficientemente conocido que tiene en “Oda al Niágara” su más famosa obra.

¡Niágara poderoso!

¡Adiós! ¡Adiós! Dentro de pocos años

ya devorado habrá la tumba fría

a tu débil cantor. ¡Duren mis versos

cual tu gloria inmortal! ¡Pueda piadoso

viéndote algún viajero,

dar un suspiro a la memoria mía!

Y al abismarse Febo en occidente,

feliz yo vuele do el Señor me llama,

y al escuchar los ecos de mi fama,

alce en las nubes la radiosa frente.

 

Del mismo autor en este blog: Adiós, Hemingway.