domingo, 16 de enero de 2022

Un puñado de centeno – Agatha Christie

Leer a Agatha Christie es como volver a casa y a ella he vuelto con Un puñado de Centeno. Una relectura muy entretenida, sobre todo porque no recordaba el desenlace.

Una oficina, un té, algo que sienta mal, tanto que finalmente Rex Fortescue fallece. Un forense que rápidamente identifica el veneno: taxina. Y “Villa del Tejo” es la casa de la familia Fortescue.

El inspector Neele, hablará con la familia, con el servicio…, qué se sirvió en el desayuno de esa mañana, quien comió qué. Un padre que se ha comportado en los negocios de forma extraña en los últimos meses, el hermano responsable y aburrido que quiere mantener el negocio familiar, un hijo pródigo que vuelve a casa, una hermana que quiere casarse con alguien que solo busca su dinero, ese alguien que solo busca fortuna, la cuñada de su primera mujer que sigue viviendo con ellos sin salir de sus aposentos, la viuda de un socio que amenazó a Rex Fortescue por el fallecimiento de su esposo en una mina de África, una esposa 30 años más joven, el amigo de la esposa con el que juega al golf, un ama de llaves muy eficiente, una doncella algo simple, el mayordomo, la cocinera. Un intrincado escenario donde averiguar quien ha tenido motivo y oportunidad para llevar adelante este crimen, para averiguar que hace un puñado de centeno en el bolsillo de Res Fortescue, ¿por qué no hay nadie que pueda estar seguro en Villa del Tejo. Y Miss Marple que llega a esta casa ya que se siente responsable, familia de Gladys, la doncella, una joven que conoció cuando la acogió en su casa mientras se formaba. Técnicas distintas las del inspector Neele y las de Miss Marple que irán completando el pasado de cada uno de los personajes, técnicas que nos llevarán a conocer a sus deseos, miedos, sus anhelos a descubrir que las apariencias son, eso, apariencias. Que cada uno tenemos un pasado más complejo de lo que se ve en primer contacto.

Y una canción popular:

    Canta el canto de los reales, del puñado de centeno,

    De los veinticuatro mirlos dentro de un pastel relleno.

    

De la misma autora en este blog:

El cuadro

El hombre del traje color castaño

 

6 comentarios:

  1. ¡Hola!
    No lo he leído, gracias por la reseña :P

    Besos ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son tantas las historias de Agatha Christie que es difícil creer que no vaya a repetirse. Sin embargo, siempre es capaz de sorprender hasta la última página del libro. Es cierto que hay lugares comunes, el entorno, los medios, el porqué de los hechos... como la vida misma. esos. Besos.

      Eliminar
  2. Holaaaa. No te imaginas la alegría que me ha dado ver esta reseña y la foto de ese libro. Que yo tengo un ejemplar de esa edición. Me encanta Christie y la poca atención que le muestro. Este título no lo conocía. A ver si en mi jubilación leo todo lo que escribió jeje. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo rescaté de la estantería como un valor seguro, como volver a casa. Disfruto mucho leyendo, o volviendo a leer, sus historias, me gusta que se centre en las personas,en escucharlas, en los detalles, no en el asesinato en si. Yo tengo previsto leerme todas sus novelas, pero quizás necesite alguna reencarnación. Besos.

      Eliminar
  3. Me ha entrado la nostalgia al leer este título y tus líneas, Ana. He leído al completo la producción de Agatha Christie en un par de años, cuando aún no había cumplido la veintena. Lo recuerdo como un período de lectura del género policial, tan intenso como saturador. Otra época, sin duda.
    Gracias por la reseña.
    Un beso para ti.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una autora de la adolescencia. Es a muchos los que nos trae buenos recuerdos de aquella época en la que había tanto por leer, tantos descubrimientos.Yo no llegué a leer todo lo suyo, ahora me lo he planteado como un reto a largo plazo, si que recuerdo que han sido muchas las historias que pasaron por mis manos y reconozco que, para mi, es como volver a casa cuando vuelvo a sus páginas. Autora a la que periódicamente visito para encontrar este sentimiento de pertenencia. Besos Marcelo.

      Eliminar