El club Escuela de Mandarines despide 2021 con El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Una novela publicada en España por Impedimenta, una hermosa edición, como nos tiene acostumbrados, que te lleva a no querer dejar el libro y no solo por lo que nos cuenta Tatiana Țîbuleac con traducción de Marian Ochoa de Eribe.
Empieza la novela en la puerta de un colegio especial al acabar el curso. Aleksy ve a su madre, desde la ventana, que lo esperar en la puerta para ir a casa.
Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás.
La madre de Aleksy quiere pasar el verano con él en una casa en Francia. Aleksy tiene otros planes: un viaje a Ámsterdam con dos de sus amigos de la escuela. Y Aleksy tiene una enfermedad mental, una de 16 letras, una que quizás justifica el cinismo exacerbado de este adolescente en la relación con su madre.
La historia nos la cuenta Aleksy en primera persona, más adelante nos enteraremos de que esta novela es el resultado de una terapia para superar el bloqueo artístico de un pintor famoso. La pintura como terapia, el color como protagonista.
Aquel verano, en el que la madre de Aleksy consiguió convencerlo mediante sobornos para que la acompañara a un pueblo de la costa francesa es el que vamos a vivir nosotros también, y no solo el verano, también las historias previas que dan forma a esta difícil relación entre madre e hijo.
O tal vez nosotros fuéramos anormales. Tal vez en las familias normales sea distinto: se cuentan todo lo que guardan en el alma y se escuchan precisamente porque les importa.
Capítulos cortos que nos llevan por esta novela donde la relación madre-hijo es protagonista, una novela que nos relata una catarsis. Desde Los ojos de mi madre eran un despropósito a Los ojos de mi madre eran brotes a la espera.
Un verano contado con detalle y pinceladas de los veranos anteriores y los que vinieron después.
Una novela que difícilmente deja indiferente que nos habla de la enfermedad mental y los condicionantes internos y externos que supone el entorno. Una novela que nos habla de una despedida si, pero una novela que realmente nos habla de un encuentro.
La casa tenía postigos verdes de nuevo y…
No me importaría leerla. Me ha picado la curiosidad.
ResponderEliminarUn beso.
Te gustará. No es un tema fácil el que trata pero lo hace de una forma excepcional. Un abrazo.
EliminarFue una de mis mejores lecturas de hace dos años. Una novela dura pero que me pareció preciosa
ResponderEliminarBesos
Recuerdo haber visto tu recomendación en Serendipia recomienda. He tardado un poco en leerla pero totalmente de acuerdo. Un abrazo.
EliminarDespués de mucha ausencia, vuelvo a visitar tu espacio, Ana.
ResponderEliminarHe leído este libro durante el año que concluye y debe estar entre los mejores cinco de los más de cincuenta.
La apertura es brutal, pero mucho más aún la transformación hacia el final. Para recomendar a todo buen lector.
Un abrazo grande!
Solo encuentro buenos comentarios sobre este libro. Así ha sido también para mí. Reconozco que ese principio me impactó y dudé si continuar o no. ¡Qué bien haber continuado! Es fácil entender este inicio más tarde, conforme avanzan las páginas. Un libro que nos trae esas relaciones difíciles madre-hijo, esas relaciones que condicionan nuestro futuro, ese manual de instrucciones que siempre está perdido. Como siempre, un placer que pases por aquí. Un abrazo.
Eliminar