Siempre que leo a algún autor
japonés confirmo las diferencias existentes entre culturas. Diferencias que
muestran tiempos distintos sobre todo.
Y un carácter, quizás un
fatalismo, presente tan a menudo en los libros japoneses que han pasado por mis
manos. ¿Reflejo de una sociedad? Pero también un espíritu más fácil de
encontrar quizás allí.
Hice todo lo que pude por no discutir con él. La táctica era plantar un cálido sol sobre aquel témpano de hielo.
Kokoro, dividido en tres partes
bastante diferentes, una primera donde conoceremos al protagonista ¿hay dos
protagonistas o solo uno? Yo me decanto por uno. Una segunda parte, donde este
protagonista queda en un segundo plano, aunque siempre presente por comparación
con la rutina de un joven, con aquello que quiere dejara atrás. Y una tercera
parte donde la escritura toma protagonismo. La historia gira de forma
sustancial, la escritura es para mi la protagonista aquí, es la que permite
llevar a otros los sentimientos más escondidos, aquellos que difícilmente podrían
ser contados incluso a aquella persona más querida, ¿por su bien? ¿por el
nuestro? Y esa descarga, esa libertad que facilita el papel, en una persona que
nos cuenta lo difícil que para ella es llevar a la práctica aquellas decisiones
que afectan profundamente a su vida.
Todas nuestras capacidades, ya sean físicas o espirituales, exigen un estímulo externo, tanto para su desarrollo como para su ulterior destrucción.
Una bonita edición de
Impedimenta publicada en el centenario de la primera publicación de la obra y
que yo leo en el centenario de la muerte de este autor, desconocido hasta ahora
para mí, pero que no descarto que volverá a parar por mis manos.
He leído este libro hace ya algún tiempo, Ana. Y me ha gustado la forma en que Soseki desarrolla el relato.
ResponderEliminarCoincido contigo, el tempo oriental nada tiene que ver con nuestros avatares occidentales.
He disfrutado de él, tanto como lo demuestran tus líneas.
Un abrazo grande.
Hola Marcelo. A la literatura japonesa supongo que hay que llegar con expectativas distintas a las que le llega a una novela "occidental". Quizás estamos más acostumbrados a la acción y aquí lo importante yo diría que es el interior. Siempre con nosotros pero ese gran desconocido. Gracias por pasar. Un abrazo.
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