Novela negra, negra de verdad, ambientada en Estados Unidos, en Boston, poco después de la guerra de Vietnam, en 1974. En un barrio blanco marginal de viviendas de protección oficial. Verano, mucho calor. Con el curso a punto de empezar, el último curso para Jules, la hija de Mary Pat, un curso que tendrá que realizar en otro instituto, en otro barrio, un barrio negro, así lo ha decidido un juez. En una época de grandes problemas interraciales, una posible solución es que los adolescentes intercambien instituto. En el barrio se están preparando pancartas, hay panfletos, habrá manifestaciones, habrá que acudir al centro, la tensión es máxima. Mientras, Jules, una joven de 17 años, sale una noche con los amigos y cuando Mary Pat, por la mañana, tiene que ir al trabajo, Jules no ha vuelto todavía.
Mary Pat trabaja de auxiliar en una residencia en un barrio que aún no sabe si es de blancos, de negros o de gays. Esa mañana la única trabajadora negra de la residencia no va a trabajar, esa mañana llega la noticia de un joven negro atropellado en las vías del metro.
Tiene doce, veintiuno, treinta y tres: todas las edades a un tiempo, pero no envejece: el corazón no envejece, ni tampoco la mente.
Cuando vuelve del trabajo, Jules sigue sin estar y sin haber pasado por casa. Mary Pat cada vez se preocupa más, empieza a preguntar a los amigos de Jules, nadie sabe nada, recibe versiones contradictorias de la noche anterior.
Un barrio peligroso donde la ayuda no se pide a la policía, sin embargo, es la policía la que busca a Jules, quizás esté relacionada con la muerte de Augustus Williamson, el chico negro, traficante quizás, que falleció anoche de forma sospechosa.
Una vez te comenté que no se le puede quitar todo a alguien, que hay que dejarle algo, aunque sólo sea una migaja: algo que cuidar, algo por lo que vivir. Porque ¿qué te queda, si no, para negociar con esa persona?
Un barrio difícil donde no destacar ayuda a sobrevivir, donde hay reglas no escritas. El libro relata la búsqueda de Jules, la vida de esta adolescente que su madre va descubriendo, el barrio que ya conoce, donde ahora empieza a jugar el mismo juego que aquellos que todo lo controlan, los hechos que ocurrieron aquella noche de sábado, descubrimientos que pocos querrán conocer. Un libro que hace que se te encoja el estómago ante la búsqueda desesperada de una hija adolescente, ante la rabia de esta madre que nada la para. Y, de fondo, una historia real de aquel Boston de 1974, la de los disturbios ante la desegregación racial en la escuela.
Mary Pat a veces lamenta no haber dado con la manera de salir de Commonwealth antes de que Jules descubra si es de las que luchan o de las que corren a esconderse.
Muy intrigante la historia .gracias
ResponderEliminarSi que lo es. Consigue mantenerte en tensión. Crees adivinar el final, pero en cada página te sorprende. Saludos.
EliminarOyeee. Parece interesante de verdad
ResponderEliminarSi que lo es. Y dura, muy dura. Y como buena novela negra denuncia una realidad que diría sigue todavía vigente aunque hayan cambiado ciertas formas. Un abrazo.
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