Un ensayo que se lee como una novela, una novela que
se lee como una biografía. Un libro difícil de clasificar pero que es un deleite
en su lectura. La Odisea de Homero como protagonista, la relación padre-hijo que
acompaña a esta epopeya. Daniel es profesor de clásicas y en aquel semestre iba
a impartir un seminario sobre la Odisea, esto no tiene nada de particular, lo
que si que fue particular es que su padre decidió matricularse. Un padre
matemático cuyo trabajo Daniel nunca ha sabido bien en qué consistía. Un padre
que se había hecho a sí mismo, autodidacta en la mayoría de las ocasiones y con
el latín como una asignatura pendiente desde el instituto. Daniel no puede
decir que no y el seminario comienza con este alumno particular. El libro nos
lleva por los distintos cantos de La Odisea de forma detallada, nos hablan de
Odiseo, su nombre en griego, de Telémaco, de Penélope, de los distintos dioses
que habitan en sus páginas y tantos otros personajes, de su estructura, del
porqué de esa estructura, del porqué de los hechos que nos narra esta obra que
ha trascendido a lo largo de los siglos. Las relaciones padre-hijo que se
repiten a lo largo de la historia. Para Daniel será una oportunidad de conocer
mejor a su padre, un padre ya mayor con el que no siempre se ha tenido una
estrecha relación. Y, para profundizar aún más en esta Odisea, esta vuelta a
Ítaca tan emblemática, padre e hijo harán un crucero por las costas donde se
desarrolla La Odisea, un crucero temático que servirá para que Jay Mendelsohn
repita una y otra vez que es mejor la epopeya que la realidad, que permitirá a
padre e hijo estrechar lazos familiares, sobre todo a Daniel, conocer mejor a
su padre.
Una fantástica forma
de viajar por los clásicos, de conocerlos. Gracias a Beatriz
de Desordenadas Lecturas y a Mónica
por su fantástico Serendipia recomienda.
Literalmente la palabra significa “dolor asociado con la añoranza del hogar”, pero, como todos sabemos, en especial cuando envejecemos, el hogar puede ser un tiempo a la vez que un lugar. La palabra es nostalgia.
Tiene muy buena pinta. LO apunto. Gracias. Un beso.
ResponderEliminarHa sido todo un descubrimiento. Una forma muy amena de conocer a los clásicos. Un abrazo.
EliminarNo lo conocía pero tu reseña ha despertado mi curiosidad. Lo tendré en cuenta. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias Marisa. Es un enfoque algo distinto a la relación padre-hijo, hijo ya adulto. E ir de nuevo a Ítaca es una delicia.
EliminarUn abrazo.
Me aportas un libro y autor por descubrir. Ninguna noticia tenía de ambos.
ResponderEliminarPor lo que nos cuentas, me recuerda un título que a veces he sugerido leer -aunque en otro espacio-: 'Cosas que los nietos debieran saber', de Mark O. Everett. Comparte con éste los avatares de la relación padre/ hijo y las reflexiones de este último acerca de ella.
Queda debidamente apuntado. Gracias por la reseña!
Un abrazo para ti, Ana.
Hola Marcelo. Si, ha sido una buena sugerencia. Una bonita forma de conocer la Odisea y una bonita forma de homenajear al padre del autor. De profundizar en la relación padre-hijo, una relación que siempre parece que tenía que haber sido de otra forma.
EliminarMe llevo el título que comentas de Everett, ese no lo conozcía yo.
Un fuerte abrazo.