Vuelvo a Tracy Chevalier, esta
vez con un libro ambientado en la Inglaterra de los años 30, en el periodo
entreguerras, lectura que tengo que agradecer a Laky
y Duomo.
La protagonista, Violet Speedwell,
trata de sobrevivir por si misma en Winchester, a unos 20 Km de su Southampton
natal. El sueldo de una mecanógrafa no da para muchos lujos cuando hay que
pagar el alquiler y la comida. En muchas ocasiones hay que decidir si comer o
disfrutar de alguno de los pequeños placeres de la vida.
Las tazas de té eran como puntos que le servían para marcar los momentos, establecían una separación entre el antes y el después: entre dormir y despertar, entre caminar hasta la oficina y sentarse a trabajar, entre almorzar y volver a mecanografiar, entre acabar un contrataos complicado y empezar otro, entre el final del trabajo y el inicio de la noche.
Y en esos espacios de tiempo que
hay que amenizar sin gastar dinero, Violet llega a la catedral de Winchester.
Se trataba más bien de una veneración por el lugar en sí mismo, el hecho de saber que muchos miles de personas habían acudido a él a lo largo de su historia, en busca de un lugar en el que sentirse libres para estudiar las grandes cuestiones de la vida y la muerte, en vez de preocuparse por pagar el carbón en invierno o por necesitar un abrigo nuevo.
Y conoce a las bordadoras de la
catedral, las que van a formar parte de su nueva vida, la que se está construyendo
ella misma, en estos años posteriores a la Gran Guerra cuando todavía era tan
doloroso, cuando le era imposible imaginar una segunda.
-Papá siempre decía que en la pesca se trata tanto de pescar como de no pescar.
-En efecto. Y de no pensar. Todos necesitamos hacer cosas que nos permitan distanciarnos de nosotros mismos.
Violet, conocerá el mundo del bordado
y, con esos caminos que nos marca la vida, también el mundo de la campanología,
las campanas de las iglesias tan importantes en la sociedad de otros siglos,
las que hoy apenas llegan a nuestros oídos.
Violet lo observó mientras giraba su bicicleta hacia el lateral de la catedral. Su breve atención la había calmado como una mano alargada para detener el movimiento de una mecedora a la que han dado un golpe.
Cuando la rutina se rompe llega
el momento de improvisar unas vacaciones. Violet decide iniciar un viaje entre
catedrales. Toma una decisión que muchos le pedirán que cambie, sin embargo,
ella sigue caminando, aunque le duelan los pies. Sigue preparando el camino
para que sucedan cosas distintas, que quizás pasarán, quizás no. Quizás sean como
las imaginamos, quizás ni siquiera las imaginamos, quizás nos sorprendan, no
siempre para bien o quizás si.
Una pareja mayor con sombrero de paja a juego la adelantó tocando la bocina y saludando con la mano. Se sentía segura, pero también tenía la sensación de estar caminando para llegar a algún sitio en lugar de disfrutar del campo. El paisaje era más llano y menos pintoresco. Y le dolían los pies.
Una lectura que nos trae una
protagonista que quizás frecuente poco las novelas de éxito, historias que
pasan cada día que pocos llegan a contar.
No debería resultar sorprendente ver a una mujer pasear por el campo o tomarse un té en un pub.
De esta misma autora en el blog: Las huellas de la vida
No lo conocía, pero creo que podría gustarme. Gracias por la info. Un beso.
ResponderEliminarEs un libro agradable de leer y está ambientado en una época poco conocida para mi. Un abrazo.
EliminarEste libro no es para mí. Muchos besos.
ResponderEliminarSi, hay tanto por leer..., ¡cuántos confinamientos necesitaríamos! Espero no hacer la prueba. Un abrazo.
EliminarMe ha encantado la lectura de esta novela, me parece que describe muy bien la época en que está ambientada, un personaje como Violet que evoluciona a lo largo de la novela y que nos da a conocer un término que me llamó la atención "mujeres sobrantes".
ResponderEliminarNos seguiremos viendo por aquí.
Saludos
Pilar
Bienvenida Quebelloesleer, una novela que a mi también me ha gustado, la época ha tenido mucho que ver. Me ha llamado la atención la denuncia de tantas situaciones habituales que se viven con normalidad.
EliminarAún así, pienso que no es la mejor novela de la autora, o quizás haya sido mi momento de lectura de esta y de otras. Un abrazo
Leí hace tiempo "La joven de la perla" de la autora y me gustó mucho. Sabe recrear muy bien los ambientes de otras épocas. Recuerdo el tono tranquilo y agradable que utiliza.
ResponderEliminarEl periodo de entreguerras da mucho juego por todo o que se está cociendo. Tomo nota del título.
Un abrazo.
Mi favorita es "Las huellas de la vida" ambientado en esa época donde la ciencia y la historia natural estaban en esfervescencia.
EliminarCoincido contigo en todo, especialmente en lo del tono tranquilo y agradable de sus novelas. Es algo que la caracteriza. Y coincido también en la preocupación por la repetición de la historia, no necesariamente literalmente, esperemos. Un abrazo, espero que todo bien.
A mí me han gustado las descripciones que hace de la Inglaterra de 1930 y lo difícil que era en aquella época ser una mujer soltera e independiente, pero no he acabado de conectar con Violet. Me ha caído fatal, jejeje... En fin, otra vez será.
ResponderEliminarBesos.
Coincido contigo en estas cuestiones, los personajes son los que no he terminado de creerme, quizás algo forzado, también algunas relaciones. Si que me ha gustado que en ocasiones estaba preocupado por ellos que no sabían que tan cerca tenían otra guerra cuando no se habían recuperado de la anterior. Me ha gustado leerlo de todas formas, los años 30 me han llamado también la atención, además es una época de la que no he leído mucho. Besos.
EliminarGracias por participar en la lectura conjunta
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho
Besos
Muchas gracias a ti por organizarlo y por todas las gestiones. Tracy Chevalier es una autora que me gusta mucho y he disfrutado mucho con esa Inglaterra de los años 30. Me gustaría viajar a Winchester, esperemos poder hacerlo en un futuro no muy lejano. Un abrazo Laky.
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