Un
libro muy norteamericano de un autor de thrillers superventas, válido para una
película de acción e intriga, quizás tenga una. Un libro, que me prestó una
amiga, que nos presenta una trama de corrupción orquestada durante largo tiempo.
Una trama que sale a la luz de una forma poco habitual y, al igual que le
ocurrió a Al Capone, no por sus principales delitos.
Los protagonistas forman parte de
un cuerpo de abogados investigadores desconocido para mí y que no parece tener
mucha repercusión en la gran pantalla, de donde llegan mis conocimientos sobre
Estados Unidos: La Comisión de Conducta Judicial que se dedica a comprobar
hechos relacionados con los jueces, y posible mala praxis, que puedan
cuestionar su integridad e imparcialidad.
Y llega una denuncia, cuasi
anónima, sobre una juez elegida una y otra vez durante mucho tiempo por los
votantes. Su trabajo consiste en comprobar que el caso tiene una base que lleve
a una denuncia formal. Y ahí es donde todo se complica, desde la propia
denuncia que tendría que haber sido realizada al FBI y no a esta pequeña agencia,
a la trama que poco a poco va saliendo a la luz y, que obviamente, no solo
afecta a la juez, el entorno en el que se desarrolla todo, las leyes sobre el
juego. Información que aflora más que por los propios investigadores realicen
descubrimientos llamativos, por la información que ya tienen los denunciantes y
que van dosificando con cuentagotas por su seguridad, denunciantes que, llama
la atención, pueden tener el acceso a esta información.
Fundamental el carácter y entorno
familiar de los integrantes de esta agencia estatal que cuenta con tan pocos
medios. Integrantes que iremos conociendo también conforme se desarrolle la
trama, muy despacio al principio y con bastantes licencias que permiten que la
historia siga adelante y con un final trepidante poco sorprendente.
Y entre todas estas páginas la
actualidad de los nativos norteamericanos en una sociedad tan poco acorde con
sus valores, nativos presentados aquí como aquellos que se dejan querer
beneficiándose de unos privilegios que no saben gestionar adecuadamente.
Una historia con mucha
parafernalia, y, yo diría que, demasiadas licencias en el desenlace de los
acontecimientos, que nos lleva a conocer un poco más aún los entresijos de la
sociedad norteamericana.
No tiene mala pinta pero con tantos por el momento lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos!
Hola Alicia, si, hay tanto por leer... ya lo dice Rosa Montero que agradece que elijamos sus libros siendo tantas las alternativas que hay. Un beso.
Eliminar