Víctor del Árbol construye un
entorno sombrío ambientado en un lugar propicio para ello Costa da Morte. Personajes todos con un pasado difícil de dejar atrás.
-¿Y por qué no podemos aprender a vivir?
Historias que crecen
en complejidad conforme avanzamos en la lectura. Historias que se entrelazan
para llevarnos de la mano a lugares donde los personajes no quieren volver.
-Hágame caso Mauricio. Vuélvase a casa. No a esta tierra de aquí. A la nuestra. A dónde nacimos. Ningún hombre tendría que morir lejos de sus montañas, de sus ríos, de sus recuerdos. Morirse en tierra extraña es morirse para nada.
Germinal, un policía
que huye de un pasado heroico. Un momento que marca este presente en el que
vive escondido en una comisaría de La Coruña.
Era como entrar en otro tiempo más propicio para el lema que, en grandes letras, podía leerse sobre una de las paredes: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.
Personajes tan
presentes en la vida de otros, personajes que desaparecieron hace tanto. Que
desaparecieron y dejaron la incertidumbre de su existencia.
-Ningún ser humano puede vivir sin un objetivo, y yo elegí recuperar a la Pecosa. ¿Entiendes Oliverio, por qué no puedo perdonar?
Argentina también
protagonista. Su dictadura, presente en la vida de aquellos que no consiguen
olvidarla, que les dio un objetivo, un objetivo no buscado y sin embargo
imposible de dejar atrás.
Ella sonrió. La Pecosa sonrió, un poco con aquella ironía con la que se solía despegar de los arranques melodramáticos de Mauricio, aunque, en el fondo, le gustara ese amor suyo de tango antiguo.
Y un nudo constante
en el estómago mientras vas pasando sus páginas, aquellas que te llevan a ese
mar embravecido del fin del mundo.
Dolores sonrió. Le gustaba la ironía del anciano. Nunca estaba segura de si hablaba en serio o de si le tomaba el pelo. Probablemente le tomaba el pelo con absoluta seriedad.
Disculpa, Ana, que he estado un poco 'colgado'.
ResponderEliminarDos libros de este autor me los había enviado Agnieszka en su momento, éste entre ellos. Pero nada me dijo de su contenido; sólo que estaba muy bien narrado y que la atmósfera era tensa, sombría como tú señalas. Lo de Argentina no lo sabía.
Será cuestión de encararlo en breve. Es por el que le han dado el Premio Nadal, ¿no?.
Gracias por recordarme con tus líneas que lo tengo esperando.
Un abrazo.
Un placer. Estuve hace poco en un encuentro con el autor. Entre el público había una señora argentina y comentaba que Víctor del Árbol retataba muy bien la situación en Argentina. Aunque creo que acababa de leer el siguiente. Parece que Argentina le gusta mucho al autor, como material literario, seguro.
EliminarEn la tertulia también se comentó que el autor se lo hacía pasar muy mal a los personajes, todos estuvimos de acuerdo en que no solo a los personajes, también a los lectores :)
Yo tengo esperando Un millón de gotas, quizás este verano.
Un abrazo Marcelo.