domingo, 30 de marzo de 2025

Los niños tontos – Ana María Matute

Vuelvo a Ana María Matute gracias a Escuela de Mandarines con Los niños tontos, un pequeño libro de relatos que no deja indiferente. Relatos breves, muy breves, que retratan una época, que podría aparentar ser un libro para niños pero en ningún momento deberíamos considerarlo así. Los protagonistas son niños, efectivamente, niños distintos, niños que no están integrados en la sociedad, niños demasiado integrados, tanto que son invisibles. La infancia retratada desde la dureza de esa etapa vital, una dureza acrecentada en una época de pobreza, de hambre, de trabajo.

Polvo de carbón: La niña de la carbonería tenía polvo negro en la frente, en las manos y dentro de la boca. Niños que trabajan que quieren no diferenciarse contado con una prosa poética que merece ser leída en voz alta.

El niño que no sabía jugar: unos padres preocupados por ese niño que no juega, ese niño que tiene otros intereses.

La crueldad de la infancia, la crueldad hacia otros niños, hacia los animales, la inocencia, la inocencia de esta edad incluso para con el demonio, la inocencia que fácilmente puede desaparecer.

El niño al que se le murió el amigo: el paso de la niñez a la vida adulta, los hechos que llevan a un momento sin retorno. La madre le abrió la puerta, y dijo: “Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido”. Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.

También de Ana María Matute en el blog:

Pequeño teatro

domingo, 16 de marzo de 2025

Sigo aquí – Maggie O'Farrell

Vuelve Maggie O’Farrell a mis lecturas como un bonito y acertado regalo. Una autora que conocí con Hammet y que ahora llega con este libro de relatos autobiográficos donde la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. Relatos narrados con objetividad, quizás desde la tranquilidad que da poderlos contar, desde el oficio de escritora. Diecisiete relatos de títulos anatómicos, anatomía humana para exorcizar el miedo a un final prematuro.

El cuello. Un tranquilo paseo cerca de una laguna donde ver patos, un extraño, unos prismáticos, una sensación, nada concreto que pueda contarse a alguien que no estuviera allí y, sin embargo, una certeza, una confirmación.

Pulmones. Una adolescente, el mar está en calma esa noche, la atrae, salta, libertad. Una enfermedad de niña le alteró el sentido del equilibrio, la superficie puede no ser fácil de encontrar. Una carta encontrada años después en una caja recupera aquel otro momento que ahora cuenta desde la distancia.

Columna, piernas, pelvis, abdomen, cabeza.

Me solté de la mano de mi padre y eché a correr hacia mi madre y mis hermanas…

El coche era azul, con parachoques plateado y manchas de óxido.

Abdomen. El valor del contacto humano, el que llega en momentos difíciles, el que calma, esa mano recordada durante años una vez superado el parto donde madre e hijo sobreviven a una difícil intervención agravada por una enfermedad de la infancia. El contacto humano años después en tantos momentos donde la vida se complicó.

Diecisiete relatos en una estupenda edición de Libros del Asteroide, que incluye ilustraciones de distintos autores, donde alergias, eccemas, amebas, accidentes, hospitales, consultas y viajes llevan a dar gracias porque Ella sigue aquí, sigue aquí, sigue aquí.

De la misma autora en el blog:

          Hammet

domingo, 2 de marzo de 2025

Ramón J. Sender. Réquiem por un campesino español.

Una novela corta que nos muestra una realidad no tan lejana, una realidad todavía de actualidad habiendo cambiado el escenario.

El cura esperaba sentado en un sillón con la cabeza inclinada sobre la casulla de los oficios de réquiem. La sacristía olía a incienso. En un rincón había un fajo de ramitas de olivo de las que habían sobrado el Domingo de Ramos. Las hojas estaban muy secas, y parecían de metal. (…)

Iba y venía el monaguillo con su roquete blanco. La sacristía tenía dos ventanas que daban al pequeño huerto de la abadía. Llegaban del otro lado de los cristales rumores humildes.

Así empieza esta historia, la de Paco el del Molino, la que nos cuenta Mosén Millán desde sus recuerdos, aquellos en los que piensa mientras espera para comenzar esta misa de réquiem. La vida de Paco, ahora en un romance. El monaguillo, que sabía algunos trozos, los irá recitando mientras espera, mientras se asoma a ver si alguien ha llegado a la iglesia.

Paco, tan implicado desde aquel día que acompañó a Mosén Millán a dar la extremaunción.

-Se está muriendo porque no puede respirar. Y ahora nos vamos, y se queda allí solo.

Los hechos van discurriendo por la memoria de quien conocía bien a Paco, de quien conocía bien este lugar alejado de la capital, de este lugar donde se querían cambiar las cosas, donde tantas generaciones habían conocido esas tierras.

-¿Qué quieres ser tú en la vida? (…)

-(…) Quiero ser labrador, como mi padre.

Sigue la evocación, sigue la vida de Paco en sus recuerdos, Yo lo bauticé, yo le dí la unción, la vida de sus vecinos, la de aquellos que pueden cambiar las cosas, la de aquellos para los que la vida debe seguir igual.

-Monsén Millán, usted me conoce.

Un año había pasado.

Una fantástica sesión del club Alumni, de antiguos alumnos de la Universidad de Murcia, con Carmen María Pujante, dirigida por Consuelo Ruiz.