Un libro donde nos encontraremos con narradores poco habituales. El primer capítulo sorprende cuando te das cuenta de que son las nubes las que narran la historia, la historia que acaba, en ese mismo capítulo, con la muerte de Domenec por un rayo. Quizás sea éste un hecho fundamental para el discurrir de la historia o quizás no, los habitantes del lugar son protagonistas, pero también lo va a ser el entorno, la montaña, los animales… Capítulos que pueden leerse como cuentos independientes pero que todos ellos tienen una coherencia, un halo envolvente, un lugar de vida y de muerte del que es difícil aislarse. La muerte, también muy presente, tanto como la vida, como un elemento más de la misma.
Una historia coral que nos lleva a un tiempo indeterminado donde la transcendencia está en la naturaleza misma. En esa naturaleza donde todo puede tener un sentido, donde el ciclo de la vida es protagonista. Narradores inverosímiles, el discurrir del tiempo, un tiempo calmo en el invierno, el renacer de la primavera en el centro del universo, en un lugar lejano. Un lugar donde el ser humano convive con la naturaleza, es la naturaleza misma. La magia de lo cotidiano, la magia de la vida en este puñado de historias que crean una sola. Un título y una imagen que nos abren la puerta.
Como si siempre fuera entonces.
Una historia de lo más peculiar gracias por la reseña
ResponderEliminarSi, curiosa y diferente. Es una buena forma de llegar al público. Un abrazo.
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