XL Premio de Novela Felipe Trigo que llegó a mi como regalo de cumpleaños. Leona recibe una llamada de Cambridge: su padre ha sufrido un ictus y esperan que fallezca inmediatamente. Leona, cuya vida no pasa por su mejor momento, viaja al extranjero con la idea de hacer difícil los últimos momentos de la vida de su padre. La venganza por el sufrimiento que su padre, al que no ha visto en los últimos 18 años, le produjo durante su infancia, por el sufrimiento que todavía le produce cada día a pesar de tantos años de distancia.
Pronto las visitas al hospital se
convierten en una rutina, tiene que lidiar con la ambivalencia de mostrarse
feliz con las mejoras de su padre frente a lo que realmente siente que es el
deseo de que se muera. Su vida transcurre entre la casa, la que se dedica a
limpiar y ordenar con la intención de venderla mejor, con intención de hacer
desaparecer lo que queda de su padre y la habitación de hospital donde probablemente
moriría su padre. No conoce a nadie en este país extraño para ella, es el médico
que atiende a su padre y otro personal del hospital, los que la orientan y
ayudan con trámites y gestiones necesarias. Y, a su padre le dan el alta, y van
a casa, esa casa que no han compartido. Allí, además de John, el médico que
atiende a su padre, y que la apoya incondicionalmente, tiene la ayuda de una
enfermera todas las mañanas, una enfermera con la que llega a hacer amistad,
pero un tiempo después le cambian el turno. Mientras sigue organizando la casa,
esa moqueta a la que no estamos acostumbrados, con visitas frecuentes a la
ferretería, pintura y herramientas, consejos y conversaciones con el ferretero
que se convierte en algo más que un extraño en un país extraño. Y van pasando
los días, y Leona se adapta a esta vida en Cambridge donde el sol apenas los
visita, donde alguien que no tiene una bicicleta, alguien que ni siquiera sabe
montar, es más extranjero todavía, pero el padre de Leona se ha hecho un hueco
en aquel país húmedo y poco a poco ella va conociendo como han transcurrido
estos 18 años desde la trágica muerte de Mateo. Y, ¿se puede cambiar la forma
de pensar sobre alguien? Una novela con un tiempo lento, como el que precisa la
historia que cuenta. Y, sin embargo, ágil, rápida: Leona Anaya nos cuenta en primera
persona y siempre en presente lo que hace, lo que piensa. Un enfoque distinto
al que podemos esperar, al que es políticamente correcto. Un enfoque que permite
dar una oportunidad para conocer la historia de cada uno, que permite evolucionar
a los personajes.
Desde luego, es un enfoque original e interesante. Muchas gracias por seguir compartiendo tus lecturas.
ResponderEliminarSabes que siempre es un placer compartir lecturas. Las enriquece. Un abrazo.
EliminarYa hemos comentado que me gustó mucho esta novela. Me pareció una historia que atrapa y con un personaje tremendo, difícil de olvidar. Me alegro que te haya gustado. Besos
ResponderEliminarSi, es un enfoque distinto al esperado. Una novela recomendable, aunque la primera impresión, cuando conoces el argumento, te hace pensárselo. Un abrazo.
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