De la pareja de guardias civiles de Lorenzo Silva he leído
poco, aprovechando una nueva entrega decidí empezar por uno de los primeros.
Había leído el alquimista impaciente, y aunque tengo un buen recuerdo de él,
poco más que el título podría contar, también el penúltimo, La Marca del Meridiano, con el que me entró
el gusanillo de Lorenzo Silva. El lejano país de los estanques fue el elegido
para continuar con la serie, empezando por el inicio. Me gusta el carácter de
Bevilacqua, aunque a veces peque de confiado en sí mismo y es curioso conocer a
los personajes al principio de una serie cuando has leído algo posterior. Por
ejemplo, Chamorro aparece aquí como alguien inexperto aunque se adapta
rápidamente al medio y el autor nos deja entrever que aparecerá en más libros.
Las relaciones entre los personajes son muy diferentes a cuando están ya más
consolidadas, igual que pasa en la realidad, pero en muy pocas ocasiones
podemos comprobarlo de una forma tan tangible y amena. ¿Qué “pruebas” tenemos de
cómo era una relación al principio?, parece que siempre fue como lo es en este
momento, la memoria suele ser selectiva.
Volviendo a este libro, la
forma de resolver el caso llama la atención, en muchas ocasiones dando por
sentado lo aparente en una primera impresión, haciendo que esta primera
impresión cambie radicalmente, como era de esperar en toda novela del género,
invirtiendo bastante imaginación y tiempo para ello, haciendo esta parte
intermedia un poco lenta, y manteniendo un poco de cada para el final: primera
impresión y parte inesperada, final que quizás se precipite un poco y alguna
conclusión un poco inverosímil, pero entretenido siempre.
La novela nos presenta también
una forma de vida, Lorenzo Silva suele ambientar sus novelas en escenarios muy
diversos, en esta ocasión conocemos un lugar de veraneo donde parece que todo
es posible, donde el día a día no tiene nada que ver con el habitual, donde los
autores de un crimen como éste podrían irse de rositas.
Un
apunte del autor:
Esta
novela, no me pregunten cómo, fue escrita entre el 22 de agosto y el 25 de
septiembre de 1995. La idea rondaba desde hacía un par de años por mi cabeza, y
en esos treinta y cuatro días febriles, aprovechando en parte mis vacaciones,
pasó "de las musas al teatro" que diría Lope de Vega. Han sido los
treinta y cuatro días más fructíferos de mi vida, porque en ellos les di forma
novelesca al sargento Rubén Bevilacqua y a la guardia Virginia Chamorro, que no
han dejado de traerme suerte desde que nacieron. Esta primera aventura suya
obtuvo el Premio El Ojo Crítico 1998.
El
resumen del editor:
En
mitad de un tórrido agosto mesetario, el sargento Bevilacqua, que pese a la
sonoridad exótica de su nombre lo es de la Guardia Civil, recibe la orden de
investigar la muerte de una extranjera cuyo cadáver ha aparecido en una
urbanización mallorquina. Su compañera será la inexperta agente Chamorro, y con
ella deberá sumergirse de incógnito en un ambiente de clubes nocturnos, playas
nudistas, trapicheos dudosos y promiscuidades diversas. Poco a poco, el
sargento y su ayudante desvelarán los misterios que rodean el asesinato de la
irresistible y remota Eva, descubriendo el oscuro mundo que se oculta bajo la
dulce desidia del paisaje estival.
A
partir de una sabia mezcla de ingredientes policíacos, relaciones humanas y
pinceladas de humor bien dosificadas, Lorenzo Silva construye una novela
refrescante y llena de hallazgos.
Del mismo autor en este blog:
El blog del inquisidor.
Yo lo leí hace un par de años y me gustó bastante, siempre es un acierto leer las historias de Bevilacqua y Chamorro, incluso cuando las has leído como yo, sin orden ni concierto.
ResponderEliminarBesos
Totalmente de acuerdo. Yo he empezado a ordenarlas ahora, a la tercera, no sé si lo conseguiré. Un abrazo. Muchas gracias por comentar.
EliminarYo con este autor aún no me he estrenado aunque me gustaría leer esta serie que tiene muy buenas críticas, pero empezando por el primero que prefiero ir en orden
ResponderEliminarBesos
Anímate, seguro que lo disfrutas mucho. Un abrazo, Muchas gracias por comentar.
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