Otro premio planeta que ha caído
en mis manos, no me suelen gustar, pero en este caso es de un autor que me
gusta mucho. A Juan José Millás, lo descubrí gracias a una amiga y siempre que
veo algún libro suyo acabo leyéndolo. Me llama la atención su relación con el
lenguaje, ortografía y gramática son las protagonistas de sus libros. En esta
ocasión tenemos una autobiografía del autor, de su infancia y adolescencia
principalmente. No he llegado a saber si real o un recurso literario, supongo
que una parte de cada.
Tú no eres interesante para mí. En una de las miles de veces que repetí la frase, reconstruyendo la situación para ver si le encontraba una salida, pensé que entre el “tú no eres interesante” y el “para mí” había habido una pequeña pausa, una cesura, que dejaba una vía de escape. Quizá había dicho: “Tú no eres interesante, para mí.” La coma entre el “interesante” y el “para” venía a significar que podía ser interesante para otros, incluso para el mundo en general. Era la primera vez que le encontraba utilidad práctica a un signo ortográfico, la primera vez que le encontraba sentido a la gramática. Quizá al colocar aquella coma perpetré un acto fundacional, quizá me hice escritor en ese instante.
Me ha gustado por lo cercano,
por ser de aquí, por recordarme a las historias que me contaban de pequeña. Por
recordarme también a una infancia donde cualquier cosa es posible, como visitar
el barrio de los muertos o ser un agente de la interpol, donde una simple
ventana o un tubo y un trozo de espejo te llevan a esos otros mundos. También
por las dificultades que hay que superar al crecer, donde parece que todo
debería ser fácil pero es igual de difícil o incluso más, quizás el desarraigo,
quizás el madurar rápido. Y la enfermedad, la que está presente en la infancia,
la que te obligaba a quedarte en casa, aquí llevada al extremo con el
Vitaminas. Y también la relación entre esa infancia y la vida adulta, cómo son
más parecidas de lo que en muchas ocasiones pensamos.
En el principio fue el frío. El que ha tenido frío de pequeño, tendrá frío el resto de su vida, porque el frío de la infancia no se va nunca. Si acaso, se enquista en los penetrales del cuerpo, desde donde se expande por todo el organismo cuando le son favorables las condiciones exteriores. Calculo que debe de ser durísimo proceder de un embrión congelado.
También de su época adulta, hay
muchas escenas normales a lo largo de la novela, de las que puede haber en la
vida de cualquier persona, pero que se pueden convertir en extraordinarias, o
cuanto menos curiosas, por la forma de contarlas.
En definitiva, recuerdos de una
infancia que nos cuenta como se recuerda una vida, no necesariamente de forma
ordenada y relacionando historias de una época con otras sucedidas años más
tarde.
Y ¿qué diferente? a mi anterior
reseña: otra autobiografía, también de la infancia y adolescencia: Biografía
del hambre de Amélie Nothomb
Tiene buena pinta, aunque con Millas me he llevado alguna decepcion. Un beso!
ResponderEliminarSi, eso me han comentado. En mi caso siempre ha sido un éxito. Aunque el primero que leí sigue siendo el que más me gustó: El orden alfabético.
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