Naguib Mahfuz, autor egipcio,
ganador del premio Nobel de 1988, nos traslada a este callejón tan peculiar y tan
común a la vez. El callejón de los milagros, obra que fue escrita en 1947, nos
lleva de la mano por las costumbres de un pueblo, las de una época, quizás las
costumbres del ser humano. Más de medio siglo ha pasado y, sin embargo,
encontramos tantas y tantas similitudes entre aquella época y esta, entre una y
otra cultura.
Son muchos los personajes que
vamos a conocer que habitan en este callejón y de fondo una Segunda Guerra
Mundial que está acabando y el imperio británico presente en Egipto.
Hamida es sin duda la
protagonista de esta novela, con el permiso del propio callejón Midaq, joven de
gran belleza y con un objetivo claro: tener una vida de lujo y, a ser posible, salir
del callejón. ¿Y cómo puede conseguir este objetivo? Con un marido adecuado.
Pero en el callejón no hay muchas oportunidades.
Abbas, otro de los pocos jóvenes
que habita en el callejón, él si que está contento con su modesta vida y
también está enamorado ¿qué se puede llegar a hacer por amor? Kirsha, con sus contradicciones,
el dueño del café que reúne todas las noches la tertulia del barrio. Salim
Alwan, el más rico del callejón, dueño del bazar, busca nuevos alicientes en su
vida, entre otros una esposa joven.
El tío Kamil, el de
la tienda de dulces, Radwan Husaini, el “santo”, la señora Afifi,
casera y viuda que quiere volver a contraer matrimonio, Umm Hamida, madre
adoptiva de Hamida y casamentera, Zaita que ayuda a futuros mendigos “fabricando”
deformaciones, los panaderos, el doctor Bushi, el dentista sin
título, el jeque Darwish, Sanker, el camarero del café, Ibrahim
Faraj el que seduce a Hamida, Husain Kirsha que quiere vivir en una casa con
agua y electricidad.
Personajes que llegamos a conocer
bien capítulo a capítulo y que entrelazan sus historias en el tiempo que pasamos
en este callejón, una misma época que afecta de forma distinta a cada
personaje, personajes que llegué a echar de menos cuando fueron otros los que
adquirieron protagonismo.
Hola Ana, cuando un autor recibe el Nobel intento leer algo suyo, por curiosear un poco. Recuerdo que de Naguib Mahfuz leí “La maldición de Ra” y no terminó de convencerme, no recuerdo muy bien por qué. Hasta ahí llegué con este escritor. Creo que no le di oportunidad. Tal vez algún día lo retome, nunca se sabe.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Juan Carlos. Es una buena costumbre la de leer algo del Nobel. Yo pensé empezarla con Modiano, pero no pasé de ahí. Con Mahfuz he disfrutado mucho, aunque recuerdo que a ratos me costaba seguir, creo que por los tiempos, pero ha merecido la pena. Imagino que leeré algo más de él. Supongo que con este autor para como con todos, influye la obra que elijas para leer, influye como estés tú mientras la lees. Un fuerte abrazo.
EliminarLeí este magnífico texto hace ya muchos años, también lo hice con otra novela suya (¡no recuerdo el título!). Desde luego, es realista, pero también próximo, como de la familia, con sus miserias y sus grandezas. Tengo el recuerdo de una sensación, como si hubiera vivido allí. Sí, me gustó. A mí sí.
ResponderEliminarEsa es la sensación que me queda a mí también. Muy familiar. Algo lejano por ambientarse en otro lugar, en otra época, pero a la vez muy fácil reconocernos, incluso en esta época. Comentábamos en el club que parecía fácil escribir sobre estos personajes. Imagino que solo es eso: hace que parezca fácil, no debe serlo tanto. Besos.
EliminarCreo haber visto la versión cinematográfica ambientada en México, con Salma Hayek. Pero no he leído el libro. Una buena oportunidad para hacerlo, después de leer tus líneas, Ana.
ResponderEliminarUn beso grande.
Si Marcelo, me han dicho que la película está bastante bien y que refleja el libro. Salvando las distancias de ambientación, claro. Creo que es lo bueno del libro, se desarrolla en Egipto, pero es fácil reconocer cualquier otro lugar, es universal. Un abrazo.
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