Un libro valiente que nos pone sobre la mesa aspectos poco
políticamente correctos sobre los sentimientos de una madre hacia sus hijos.
Historias que se entrelazan llevándonos a confundir personajes entre pasado y
presente. Historias reales en escenarios eternos.
¿Un mito actual? El amor
incondicional de una madre a sus hijos. La mitología griega: Medea, tan real en
esta historia, tan real en la vida misma, en las páginas de un periódico hace
unos años.
Capítulos cortos para una trama
ágil que nos va llevando por la vida de dos mujeres protagonistas, por los
sentimientos hacia su familia, por pensamientos que pocas veces hacemos
públicos, por lo que han decidido hacer en su vida y por lo que creen que no
han podido elegir. Una justificación gracias a ese grado distinto de una misma
ausencia, la del amor maternal, que culpabiliza a ambas protagonistas, que
salva a aquella que no tiene nombre.
Y otra característica tan humana,
el querer saber más de la vida de los demás, de voyeur a formar parte de la vida de la persona que nos llama la
atención.
Una novela, en la que los
hechos, tan dramáticos, tan impactantes, quedan en un segundo plano para
llevarnos por los sentimientos de estas dos mujeres, perfectos para abrir el
debate en el club de lectura Escuela de
Mandarines.
Y como escenario eterno, París.
Desmitificar la maternidad se antoja arriesgado en nuestra sociedad políticamente correcta... Nada más que por eso le doy un voto de confianza al libro. 1beso!
ResponderEliminarCuando comentamos el libro se quería defender como la excepción, pero pone sobre la mesa muchos aspectos de algunas relaciones que quizás da miedo decir en voz alta. Perfecto para disfrutar de sus páginas por como nos cuenta la historia y para un intenso debate. Un abrazo.
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