domingo, 25 de mayo de 2025

Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey. - Álvaro Pombo

Leí a Álvaro Pombo meses antes de iniciar este blog, creo que un libro de Círculo de Lectores, ¡qué buenas lecturas me trajo ese proyecto maravilloso! Ahora vuelve a mis lecturas gracias a una amiga aprovechando el fallo del premio Cervantes de este 2025.

¡Aquella sonrisa era el eterno femenino, como un piano, es lo que es!

Dos niños, dos primos, de unos doce años, esa edad en las que las tardes son interminables, esa edad en la que la imaginación es la mejor compañera, no solo de juegos. Dos niños que viven con su abuela por circunstancias familiares. Ese entorno reducido, y a la vez infinito, a la vida familiar, la de la familia propiamente dicha y también de los que ayudan en casa, a las visitas, a las clases particulares de boxeo que imparte don Rodolfo. El Ceporro y el Chino que no necesitan a nadie más, aprendiendo la riqueza del ser humano, aprendiendo de las contradicciones, ampliando su universo, sin necesidad de salir de ese piso donde viven al volver del colegio. Y ese universo que bruscamente cambia cuando llega Elke, una refugiada alemana que llega a la casa de la tía de ambos, la que vive en el mismo edificio. Las barreras del idioma, una niña que se integra rápidamente sin perder su peculiar concepción del mundo. Época de final de guerra, de la Segunda, para ellos, para ella, todo por construir, su vida, la de estos niños que empiezan a despedirse de la infancia en ese final de curso que académicamente no va bien para ellos, si para ella, como ese verano en el que los primos inseparables tienen que vivir separados, ese verano donde habrá que trabajar con “don Rollo”, donde éste se humaniza desde la relación que don Rollo tiene con don Rodolfo, que ayuda a Ceporro a ver con otros ojos al prójimo, como Elke, que acaba de llegar a un lugar extraño para ella, es capaz de conseguir un lugar seguro para todos.

Novela entrañable donde tenemos como narrador a El Ceporro, al Rey, el que toma las decisiones en el mundo infantil que comparte con el Chino, ese mundo donde el entorno bélico es protagonista. El mundo que tienen que compartir con Elke, la que viene de esa vivir esa realidad. El que es capaz de contar, y de analizar desde una perspectiva sin prejuicios, el mundo infinito de la infancia que, a menudo, empequeñecemos al crecer.

Difícil no recordar a Daniel el Mochuelo en El Camino de Delibes en ese final de infancia

 

 

domingo, 11 de mayo de 2025

Insolación -Emilia Pardo Bazán

Justo para San Isidro empiezan los problemas para la viuda Asís Taboada, marquesa de Andrade. Unos días antes apenas había cruzado unas palabras con Diego Pacheco en una reunión de sociedad. Esa mañana se lo encuentra casualmente y él le propone asistir a la romería de San Isidro donde habrá tan buen ambiente y tanta alegría. La probabilidad de encontrarse con alguien conocido es baja, e incluso en ese caso, un lugar al aire libre, con tanta gente… finalmente Asís acepta.

La velada no es tan bucólica como se presentaba, es mucho el gentío, es mucho el calor, son muchas las incomodidades. Es Asís que apenas puede levantarse de la cama, no se sabe bien si por una indisposición física o por una indisposición social, la que va recordando lo que sucedió en esa romería. Este monólogo interior no empieza a presentar una sociedad con unas reglas muy estrictas que condicionan la vida, especialmente de las mujeres. Francisca de Asís Taboada una viuda gallega asentada en Madrid, donde vino a vivir con su marido, el marqués de Andrade, muchos años mayor que ella. Una sociedad donde hay que guardar las apariencias y vendrán días donde esto cada vez será más difícil porque Diego Pacheco, gaditano, sin trabajo y sin expectativas de tenerlo, de una familia acomodada y con muy buen don de palabra, la visitará en casa sin apenas avisar, tratará de congratularse por aquel San Isidro incómodo, seguirá insistiendo a pesar de las pocas esperanzas que ella le da. Unas formas que hay que guardar, un joven impulsivo con un acento característico muy cerrado que Emilia Pardo Bazán nos refleja en su obra. La dificultad de mantener unas normas de sociedad muy arraigadas. Para ello piensa que el verano está cerca y que permite la distancia, los veranos en tierras gallegas, el equipaje que empieza a prepararse de forma acelerada, prematura. La distancia que permitirá olvidar todo.

Una preciosa lectura que nos muestra esa sociedad de finales del XIX, una sociedad que no pone fácil vivir de forma acomodada, unas reglas no escritas, especialmente para ellas, que complican una vida que debería estar resuelta. Doña Emilia refleja esta sociedad, tomando como protagonista a Asís de Taboada y mostrando no solo los hechos sino también los conflictos sociales que se le plantean. El comienzo de una relación amorosa que llega casi por casualidad cuando era otra la relación que estaba empezando a crearse como futuro, una relación tranquila que cumpliría con los estándares, un contrato social que permitiría a Asís complementar ese estatus que le da su viudez. Y Diego Pacheco tranquilo precisamente no es.

 

Otros libros de la autora en el blog:

Los pazos de Ulloa

La cita y otros cuentos de terror.