domingo, 27 de abril de 2025

La última función – Luis Landero

 

Luis Landero, en Tusquets, una portada oscura para una novela que yo imagino oscura. Paula en un tren equivocado, una parada, un apeadero, en mitad de ningún sitio, lluvia, ese hombre en moto que aparece de la nada para llevarla a no se sabe donde. Y la voz de Tito Gil, la que tanto ha condicionado su vida, la que le ayudó a ser artista, esa búsqueda del éxito de forma incansable. Y un narrador, fácilmente imaginable como el propio Landero, quizás mayor, habitante de ese pueblo que se deshabita. Y la vida de cada uno de los dos en capítulos alternos, y la vida de ese pueblo de forma indirecta. Y el milagro de la niña Rosaura, esa representación anual que tanto prestigio tenía, esa representación que hacía participar a tantos. Esa que ya ha quedado en el recuerdo.

Y la vida de Paula que necesitaba un giro, una emoción, que necesitaba volver a vivir con la ilusión de los años donde todo son proyectos, esos proyectos que luego se dejan para más tarde, que luego no llegan. Paula que necesita materializar alguno de aquellos, que se deja llevar, que se encuentra gracias a aquel tren equivocado la decisión que tanto había pospuesto.

Y la vida de Tito Gil, protagonista indiscutible, con sus altibajos, con sus espectáculos que le han dado una razón de existir, con su vida en la gestoría que siempre fue accesoria, que ni siquiera la consideró como necesaria, con esa voz que vino con él, que tanto le ayudó, que quizás no tanto. Y esta otra oportunidad, en sus orígenes, en San Albín, en el lugar donde todo empezó, donde la santa niña Rosaura vio la luz.

Y un narrador también protagonista, el que mide los tiempos, el que da la información de uno y otro, el que los conoció, el que los vio conocerse, ese narrador personaje de un lugar que pronto desaparecerá, un lugar de tradición oral que tiene su oportunidad de sobrevivir.

Del mismo autor en este blog:

Lluvia fina.

domingo, 13 de abril de 2025

Luces de Bohemia – Ramón del Valle-Inclán

El mes pasado visité acompañando a una amiga la exposición “Esperpento -Arte popular y revolución estética” en el museo Reina Sofía de Madrid, con la suerte de realizar la visita con uno de los comisarios. Volví con la necesidad de leer Luces de Bohemia de Ramón del Valle-Inclán inspiradora de esta exposición.

Esta obra de teatro discurre en un Madrid donde la miseria aparece en todos los rincones, un Madrid de tabernas, de pillería, pero también un Madrid donde el arte está presente, el arte de la palabra, el verso, la oratoria, sin olvidar la política que tanto condiciona a estos personajes, que tanto nos condiciona.

La obra discurre en distintos escenarios donde Max Estrella, el protagonista, y su amigo don Latino nos muestran una sociedad, quizás hoy lejana, pero que nos recuerda que la vida nos pone a prueba en cualquier momento. Son muchos los protagonistas que acompañan a estos personajes, son con los que llegaremos a conocer a Max Estrella, poeta. Un poeta que difícilmente puede alimentar a su familia con sus versos. No hace mucho que ha quedado ciego, que ha perdido el trabajo en el periódico. Ahora acepta humillado una pensión de un amigo suyo gobernador. Don Latino, fiel compañero de taberna y de fácil discurso.

Niño, otra ronda. ¡Hoy es el día más triste de mi vida! ¡Perdí un amigo fraternal y un maestro!

Luces de Bohemia, una obra posiblemente difícil de poner en escena por el alto número de personajes y de lugares donde se desarrolla. Una obra que critica de forma excepcional deformando la realidad, deshumanizando a sus personajes, llegando a lo grotesco…  

¡El mundo es una controversia!

¡Un esperpento!