domingo, 10 de noviembre de 2024

La sonrisa etrusca-José Luis Sampedro

Un choque de culturas, el pasado frente al futuro. Un pasado con reglas claras donde el hombre forma parte de la naturaleza. Un presente donde Salvatore no conoce las reglas, un mundo acomodado, blando, lejos de su entorno. Sin embargo, los recursos de Salvatore, partisano superviviente de una guerra, superviviente de un tiempo difícil, son tantos que es capaz de adaptarse a este mucho hostil para él. Este mundo que se le presenta cuando tiene que abandonar su casa para ir a la ciudad, a Milán, a vivir con el hijo y la nuera por culpa de la Rusca, un cáncer que le tiene contados los días, los días que necesita, solo los suficientes para sobrevivir a Cantanotte, su enemigo eterno. En Milán conoce al nieto, Brunettino, un bebé que revoluciona su vida, sus convicciones, aquellas que le dicen que cuidar de un bebé es cosa de mujeres, ese bebé con el que crea un vínculo especial, su futuro, el que ya sabe que no tiene, la transcendencia de una vida dura pero que sabe gestionar, una vida donde siempre ha echado para adelante, la de una generación a extinguir, aquella que quería para sus hijos un mundo mejor, más fácil, lejos de la dureza del campo. Milán, la ciudad inhóspita, que también esconde su mundo, el que él sabe manejar, en esa frutería gestionada por Maddalena, en ese encuentro casual con Hortensia que conoce el mundo que él ha vivido, el mundo donde él conoce las reglas, y esos otros encuentros, Simonetta, esa joven que viene a casa de su hijo con la que puede compartir un legado cultural. Salvatore Roncone un personaje fuerte para una historia que no deja indiferente, un personaje sin medias tintas, un personaje que, con decisión, se enfrenta a cualquier problema. Este calabrés que descubre al final de su vida la sensibilidad en la figura de su nieto y en la relación con él, a menudo clandestina.

Un libro que no dejará indiferente. Hay que recordar que se publicó en 1985, quizás hoy nos acerquemos más al concepto de ese mundo milanés que se describe en el libro que al calabrés del protagonista.

10 comentarios:

  1. Hace muchísimos años que leí esta novela, concretamente en 1990, y me gustó tanto que aún recuerdo a ese abuelo y ese nieto. Me aficioné al autor y leí varias de sus obras suyas que me gustaron mucho. Las últimas llegaron a cansarme, pero La sonrisa etrusca es una magnífica historia.
    Un beso.

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    1. Yo la leí hace un tiempo. La leí en electrónico así que debió de ser bastante después de la fecha de publicación. Ese abuelo es magnífico, efectivamente. El autor me gusta, es curioso como se conjugan economía y literatura. Un abrazo, Rosa.

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  2. Sin ninguna duda, es uno de los libros más bellos que he leído. Sin duda, José Luis Sampedro debería escribirse con mayúsculas entre todos los escritores españoles aunque sólo fuera por esta obra. Pero....tiene más..

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    1. Fantástica lectura, efectivamente. Refleja muy bien una generación. Es un buen guiño, en la propia novela, que el protagonista sea estudiado en la universidad. Un abrazo.

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  3. Hola esta historia la leí hace mucho tiempo, una lectura obligatoria en el instituto y tengo el recuerdo de que me encantó y me emocionó. Una buena recomendación

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    1. Que una lectura obligatoria del instituto guste ya dice mucho de la misma. Besos.

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  4. Una historia maravillosa y cercana, con ese tono humanista tan característico de Sampedro. De lo mejor de él, aunque tiene otros títulos magníficos. Mi preferido es «La vieja sirena».

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    1. Éste es fantástico, me llama la atención que esté ambientado en Italia, España resultaba demasiado cercana y nos centraríamos en historias conocidas. He leído algún otro de él, pero no "La vieja sirena", vendrá a no mucho tardar. Un abrazo.

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  5. El recuerdo de las lecturas de este autor, tal vez menos la obra póstuma _Sala de espera_ por ser más reciente, se ha ido desdibujando bajo las hojas de otros libros, si bien el sentimiento del 《me ha gustado》al cerrar sus tapas sí lo tengo presente. Igual es momento de recuperar viejas lecturas. Gracias, Ana.

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    1. Es un autor al que volver a visitar como a un viejo amigo. No hay que perder las buenas relaciones. Gracias mil. Un abrazo.

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